lunes, 16 de julio de 2012

Wiiiii ¡1er Capítulo!

Tributos, ya he colgado mi primer capítulo sobre la vida de Rue :DDD
Ahora, me dedicaré un tiempo a afiliar a los blogs que tenía en este, y nuevos, claro.
Por favor, me gustaría muchísimo que entrarais y lo visitarais, me haría mucha ilusión.
¡Justamente ahora que acaba el blog, esto tiene muchísimas visitas! ¡Que casualidad!
Bueno, que ahora que es verano hay tiempo y se cuelgan los capítulos más rápidamente.
Ojearlo POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR.
http://lavidaderue.blogspot.com.es/

P.D: Os recompensaré con pan quemado y azucarillos *-*

domingo, 8 de julio de 2012

Capítulo 35. Unas bayas "traicioneras". FINAL.

Vuelvo a la cueva a rastras y dando trompicones. La lluvia cae con más fuerza que nunca y parece que no va a parar hasta un par de días. Al llegar, observo con tristeza el saco arrugado de Thresh, que hace unos veinte minutos estaba aquí, sentado a mi lado y yo, acurrucada en su brazo. La mochila esta apartada, y ya no le queda nada de comida, solo la bota de agua. Me meto dentro del saco, tapándome hasta el cuello y aferrándome a la insignia que se le cayó cuando el aerodeslizador lo subía. Debo hacerme a la idea de que ahora estará en un lugar mejor y que ya no sufrirá. Como Rue.
Antes tenía unas ansiosas ganas de aniquilar a Cato y hacerle pagar por lo que ha hecho pero cuando lo pienso mejor, se me cae el alma al suelo. ¿Como una débil como yo, va a poder con un bruto como ese?
Además lleva la armadura que supuestamente era, en un principio, de él. Cualquier intento de acuchillarle en el pecho, sería inútil y en las piernas no resultaría efectivo, solo le provocaría un dolor agudo, pero seguiría con fuerzas para matarme. Como solo quedamos cuatro, ahora vendrá a por mi.
Es extraño que en los entrenamientos me haya; por decirlo de alguna manera; salvado. Estuve  apunto de partirme el cuello. Bueno, eso sería exagerar, pero me hubiera llevado un buen golpe. Y las cerezas. Le encantan las cerezas como a mi, y me las pidió con amabilidad.
¿Que es bipolar?.
No, puede que estuviera fingiendo.
Ahora esta en alguna parte de la Arena, con una armadura protegiéndole, cantando victoria por haber matado a el segundo tributo más fuerte que había en estos Juegos. Claro que tampoco es culpa de él, si no del Capitolio por enviarnos a matarnos cuerpo a cuerpo, meternos en esta Arena y hacer que paguen un castigo, niños de hasta doce años que se parten la crisma trabajando.
En los próximos tres días, me limito a comer raíces y masticar hojas de menta. Bebo agua de la bota de Thresh y mía, y cuando se acaban las relleno con el agua de lluvia.
Me despierto una mañana y parece que la lluvia a cesado, porque ha salido un sol radiante.
Recojo mis cosas, guardo algo de utilidad que Thresh llevaba dentro de la mochila, y cojo los cuchillos.
Paso el campo, y me adentro en el bosque. Conforme paso, las botas se me quedan estancadas en la tierra y me impiden avanzar un poco. Camino por un lecho de hojas de pino, que ayuda un poco.
Entonces oigo crujir las ramas. Alguien anda por aquí cerca.
Me camuflo entre los arbustos, que están empapados y el sol les da un aspecto brillante.
Observo a el tributo que esta encorvado, recogiendo unas bayas de unos arbustos.
Es Peeta. En la cara tiene algún que otro arañazo y su pelo rubio esta teñido por el barro.
Cojea de la pierna izquierda y le cuesta un poco andar por el barro. Veo que no lleva mochila, así que estará en alguna parte, desprotegida. Puede que tenga algo que yo pueda coger, un poco de carne, o algún pescado.
Lo sigo, hasta bajo el tronco de un árbol donde tiene un cuadrado de plástico donde deja las bayas. La mochila esta justo al lado.
Cuando se da la vuelta y esta lo suficientemente lejos, corro hacía ella con precaución de no hacer mucho ruido. Encuentro un pedazo de queso, y lo picoteo un poco. Cierro la mochila y recojo las bayas del cuadrado. Me las llevo en la mano, y me meto unas cuantas en la boca. Entonces, veo que algunas las he apretado bastante y ha salido el jugo. Un jugo oscuro.

Son Jaulas de Noche. Y es tarde, porque ya he tragado.

Noto un ardor en el estomago que sube hacía mi garganta. Me tambaleo y tropiezo con una rama, dejándome caer en el suelo. Me asfixio, no voy a salir de esta. La sangre llega a mis orejas y bombea con fuerza. Noto el susurro de los Sinsajos a mi alrededor, y unos pasos cerca.
Si Peeta y Katniss se comen esas bayas, morirán.
Ya no tengo posibilidad de matar a Cato, y si ellos las reconocen a tiempo, puede que lo maten. Les estaría muy agradecida.
La vista empieza a ser borrosa, no puedo mover ninguna parte del cuerpo. Doy un último adiós a las cámaras y a Panem, a mis hermanos, a mi padre y a Viters.
Entonces...muero, y me voy de aquí, para...siempre.



Bueno, tributos y aquí acaba mi historia sobre Foxface. No, no voy ha hacer final alternativo porque voy a empezar con otro blog, ni voy a revelar el verdadero nombre.
La historia de la Comadreja tiene que ser como es.
Quería dar las gracias a TODA la gente que me ha apoyado para seguir escribiendo. Me ha alegrado muchísimo de que os gustara la historia. Me da lástima dejarlo, me gustaría que continuará pero, no gano los Juegos...
En especial quería dar las gracias a Queen A, que ha leído mi blog cada día y me ha apoyado mucho (hasta sacándome las faltas, jajajajaja). Igual que Lily Abernathy que también me a apoyado muchísimo, gracias cielo :3. Gracias a Violet, que ha leído mi blog desde el principio :)
Y a todos esos anónimos que me dijeron que no dejara de escribir, Muchas Gracias.
Bueno, ya os he dado las gracias a todos y espero haberos entretenido :3
Lo voy a echar de menos, igual que a vosotros D:

miércoles, 4 de julio de 2012

Capítulo 34. Un adiós.

Él se la pone con infinito cuidado, como si no quisiera estropearla, debajo de la camiseta interior, normal y chaqueta.
La verdad es que parece todavía más fuerte.
Comemos una ración de sopa, y Thresh me deja comerme las cerezas yo sola, mientras que él se come una manzana.
-Por cierto, ¿No cazaste nada?.- le pregunto, metiéndome una cereza en la boca.
El gruñe, intentado digerir la sopa, que parece que se le a atragantado. Por lo que veo es un no.
El cielo se nubla, y va a llover, pero por suerte, estamos aquí dentro.
-¿Seguro que Cato no te seguía?.
-Ya te dije que no. No te preocupes. Además, creo que en una de estas se ahoga con el agua. Mira la que esta cayendo.
Es cierto, el agua empieza a caer con tanta fuerza que se forman grandes charcos en el suelo y un rayo ilumina la Arena con tanta intensidad que la cueva se llena de luz.  Me acurruco al lado de Thresh que esta tiritando como yo. Se oyen las gotas caer por una grieta en la cueva, que rebotan en las piedras. Solo se oye eso.
-¿Quien crees que ganará?.- me pregunta mirando al infinito.
-O tú o Cato, si no se muere antes.- contesto, arropándome con el saco hasta el cuello.
Lo piensa un momento, intentando encontrarle un sentido.
-¿Porque yo, o él? ¿Porque no Katniss y Peeta?
-Porque vosotros sois más fuertes, y Peeta esta malherido. Katniss supongo que lo esta cuidando, hasta que le llegue la hora.
Me incomoda un poco hablar de esto. Es como apostar para ver quien queda vivo y sale vencedor, cosa que hacen en los distritos.
-¿Y tú?.- pregunta, mirándome a los ojos.- ¿Tú no podrías ganar?.
Ya sabe lo que le voy a responder pero me limito a suspirar. Duermo acurrucada en su brazo pero unos sonidos me despiertan.
-Eso no es un trueno, ni son gotas caer...-susurro, mirando fuera de la cueva.
-Voy a ver que pasa.- dice Thresh levantándose del saco.
-No, no vayas, será un animal.- le digo cogiéndolo del brazo.
-Tranquila. Será un momento.
Thresh desaparece bajo la lluvia, dejándome aquí sola. Tarda bastante, y empiezo a preocuparme de que le haya pasado algo. Entonces oigo el grito. Su grito.
Me levanto sobresaltada, y corro gritando su nombre.
-¡Thresh! ¡Thresh!.- aparto los arbustos con la mano y en poco tiempo estoy empapada. Hay niebla que es bastante densa y no me deja ver nada. No puedo casi andar, hay tal cantidad de agua, que la tierra se traga mis pies. Por un momento me encuentro perdida, parada, en ninguna parte y Thresh esta gritando de dolor en algún sitio. Hasta que lo encuentro.
Esta tirado en el suelo, en un pequeño charco de sangre y como no ha sonado ningún cañonazo, aun esta vivo.
Corro y me arrodillo a su lado, cogiéndole la mano con fuerza. Desprende algunos gemidos, y el pecho se mueve muy rápido.
-Thresh, ¿Quien te ha hecho esto?.- mis palabras se cortan y empiezo a llorar.
-Cato...me...me ha cortado con la espada...- veo en su pecho que ya no lleva la armadura y habrá dañado algo importante, algún órgano vital, como un pulmón porque también respira con dificultad- me hubiera gustado que fueras de mi distrito... para formar un grupo...y...ganar los dos.- la otra mano que le queda libre, me aparta los mechones de pelo de la cara que están mojados a más no poder.
No le puedo decir que se va a poner bien, que puede ganar aun los juegos, ya que somos cinco personas. Lo único que puedo hacer es quedarme aquí.
-Vas...a...ganar.- sus palabras ahora son susurros, y cierra los ojos poco a poco mientras suena al cañonazo que significa que Thresh a muerto. Doy un grito desgarrador y no, no me importa que Cato aún este cerca, me da igual, pero a matado a Thresh.
Me levanto, y dejo su mano apoyada en su pecho. Antes de que el aerodeslizador venga, le doy un beso en la frente y le tapo la herida con la chaqueta.
Me dejo caer entre unos arbustos y contemplo como un aerodeslizador, lo coge con su garra metálica. Mientras lo eleva, se le cae del bolsillo una pequeña cosa metálica, que con la luz de los rayos, brilla y cae en un charco. Cuando esta lo bastante lejos, me arrastro a cuatro patas hasta él y es la insignia de su abuela. La recojo, y con el agua de lluvia, la limpio.
Hasta ahora no había matado a nadie pero, personalmente, voy a matar a Cato. Aunque para matarlo, me mate yo también.

martes, 3 de julio de 2012

Capitulo 33. Esto no ha acabado.

Suena un cañonazo, que me hace saltar y hacer que la cajita de cerezas se caiga, provocando que se esparzan algunas por el suelo. Pienso que ese cañonazo vendría de Thresh, que lo a matado Cato en la Arena, porque también había una bolsa para él.
Salgo corriendo de la cueva a buscarlo y me topo con él en el camino. Le abrazo fuertemente, y él abre los brazos, mientras sujeta dos enormes bolsas en la mano.
-Hey, estoy bien.- dice para calmarme.
-Creía que habías muerto, ni siquiera viniste a mediodía.- le replico dando algún que otro pisotón en el suelo. - escuché un cañón.
-Ese cañón era por Clove. Ven que te lo explique.
Nos sentamos en el suelo de la cueva que cada vez se vuelve más oscuro conforme se esconde el sol.
-Cuando llegué, encontré a Clove encima de Katniss, a punto de matarla con un cuchillo. Escuche hablarle que la mataría a ella también ya que habían matado a Rue, su aliada. La cogí y la tiré al suelo con fuerza. Le exigí que me dijera porque mato a Rue, y ella me lo negaba. Llamaba desesperadamente a Cato y en un impulso, le aplaste el cráneo con una roca. Me dirigí a Katniss que estaba desangrándose en el suelo, y le pregunte por Rue, que era su supuesta aliada. Ella la ayudo y la dejé marchar. Creo que estamos en paz.

Nos quedamos un momento en silencio y veo lo que es capaz de hacer Thresh por una niñita.

-¿Y Cato?.- le pregunto un poco preocupada.
-No creo que me haya seguido la pista. Cuando me fui, salí corriendo en dirección opuesta. Y además, me he llevado su mochila, algo que necesita tan desesperadamente.- dice acercándola.
Es una mochila diez veces más grande que la mía, a saber que contendrá. Thresh me da el gusto de abrirla, y veo un gran trozo de metal dorado que sale de ella. Estaba tan oprimida, que ha salido de repente.
-Es una...¿Una armadura?.- digo sacándola del todo.
-Hmmm, parece que si.- responde él, cogiéndola y mirando su reflejo.
-Creo que te la puedes quedar tu. Si me la pongo, lo único que aré será bailar dentro de ella.
Él sonríe, soltando una risa.
-No creo que haya nada más. Oh, si, mira.
Saco una gran espada y dos pares de cuchillos, junto a un saco de fruta desecada.
-Vaya, vaya, parece que Cato estaba de lo más necesitado.- dice Thresh.
-¿Y tu bolsa? No has visto que hay.
Thresh la acerca y es una bolsa un poco más ancha que la otra, pero igual de grande.
Dentro esta esa queridísima espada en forma de arco que al principio cogió en la Cornucopia.
-La echaba de menos.- dice dejando la armadura en el suelo, y cogiéndola. La admira con gran entusiasmo y luego, arqueando las cejas mientras me pregunta:
-¿Y a ti que te han dado?.
Se lo enseño, y pienso en que ya podremos comer algo.
-Y mis queridas cerezas que han llegado en una cajita.- digo recogiéndolas del suelo y volviéndolas a meter.- seguro que si Cato llega a coger mi bolsita y la abre, se las habría zampado enseguida.
-¿Porque?.
-Le encantan las cerezas. No me preguntes como lo he averiguado. No quiero recordarlo.

No me gusta deberle cosas a la gente y más si son gente como Cato que mata por lo que llamamos diversión. En fin, los crían así. Primero son tiernos y dulces y luego, a la primera de cambio, son máquinas asesinas con sed de sangre, que la pruebas si o si. Y a mi, ahora me toca probar la sed de sangre de Cato. Y tengo la impresión de que será pronto.