sábado, 30 de junio de 2012

Capítulo 28. Herida inoportuna.

Me despierto la primera, porque Thresh esta roncando como un poseso. Le dejo dormir un poco más, mientras que yo, me voy un momento. Vuelvo hacía el sitio donde me refugiaba antes y me coloco en posición para poder recordar donde estaba la trampa. Si, ya veo el alto árbol escuálido. Como me he llevado la mochila, saco la cuerda y la vuelvo a sujetar donde estaba. Coloco unas pocas bayas, y vuelvo.
Antes decido pasarme cerca de la Cornucopia para ver a los profesionales. Los cadáveres ya no están, los aerodeslizadores se los llevaron. Veo como montan una pila de suministros, poco a poco, rebuscando entre las cajas. Con todo lo que están reuniendo tienen para pasar todos los juegos. Entonces recuerdo las palabras de Tresh anoche: <<Si alguna vez se les acaban las provisiones no se de que se van a valer, la verdad. Los entrenan, pero, para luchar, ¿Y? puede que no tengan ni siquiera instinto de supervivencia.>>
Creo que me iré pasando de vez en cuando por aquí.
Vuelvo hacía donde Thresh, supongo que aun estará durmiendo. Y así es. La verdad, aun es muy temprano.
Saco la parte restante del conejo, que llevaba guardada en la mochila, y la parto por la mitad. En vez de hacer las dos partes, cojo una y la vuelvo a partir. Ahora somos dos personas y se consume más, hasta que no cace algo mi trampa, hay que racionar la comida.
Veo como mi compañero se despereza dentro del saco y se incorpora. Yo mientras hago los dos trozos de carne.
-¿Que haces, tan temprano?.- me pregunta saliendo del saco.
-Nuestro desayuno.
Le cuento lo que he visto de los profesionales y el suelta una risa.
-Me los imagino, sin provisiones, muriéndose de hambre.
El saca de su mochila unas bayas y parecen tener un aspecto jugoso. Mientras comemos, el me cuenta como vivía en su distrito, y también sobre su familia. Tiene una hermana mayor, que ya se le ha acabado el tiempo para estar en la cosecha y ahora se dedica a trabajar. También esta su abuela, que a pesar de tantos años, y con espalda encorvada y dolorida, trabaja en los campos.
-¿Y tus padres?.
Siento que, al hacerle esta pregunta le duele contármelo y me arrepiento de haberla hecho.
-Mis padres murieron por culpa de unos agentes de la paz. Allí son muy extrictos y a la primera...
-Lo sé.- he escuchado a Viters hablar sobre el distrito 11. Son muy crueles además de uno de los más pobres.
-Por eso, si gano, quiero llevarme a mi abuela y a mi hermana, que no trabajen más, y que viviamos bien de una vez por todas. Aparte de no pasar hambre.
Siento pena por Tresh. Si, yo tengo a mis dos hermanos y a mi padre, vivimos justos con lo que tenemos, pero, el tiene a su abuela. Y no, no es lo mismo.
-¿Y tu familia?.- me pregunta.
-Dos hermanos y un padre.- respondo. Ahora mismo se me esta formando un nudo en el pecho.
No pregunta por mi madre, ya sabe la respuesta.
Comemos a grandes bocados las dos partes del conejo. Luego, comemos unas bayas.
-Vamos.- me dice Tresh, levantándose.
-¿Donde?.
-A cazar.
Dejamos las brasas apagadas, y los sacos de dormir enrollados al lado del tronco. Cogemos las mochilas y el, una enorme espada. Pero no es la típica espada en punta, si no, tiene forma curva que con solo mirar su punta, duele.
Conforme avanzamos, el me enseña las principales bayas que se pueden comer y las que no. Hay unas, las Jaulas de Noche, las que casi pruebo en los entrenamientos.
-¿Recuerdas cuando casi te las comes?.- me pregunta haciéndolas rodar en la mano.- pues ahora, estarías muerta. Ni siquiera hubieras pisado la Arena.
Luego me enseña otras muy parecidas de un color oscuro, casi idénticas a las otras, salvo que cuando se exprimen, el líquido de las Jaulas de Noche es rojo oscuro, mientras que este es rosado.
-Estas, normalmente se utilizan como jarabe. Te hacen dormir unos cuantos días.
Creo que estoy aprendiendo más ahora, los distintos tipos de bayas, que en los entrenamientos. Yo también le enseño cosas a Thresh sobre plantas, aunque el solo sabe algunas plantas curativas, como las onduladas que me dio para el corte.
Por el camino, también me paro a desenterrar algunas raíces y recuerdo el asalto del perro. En un impulso, antes de agacharme, miro tras los arbustos y aliviada de que no haya nada, las desentierro.
En una bolsita de tela, lleva cuatro cuchillos pequeños, pero afilados.
Divisa un lemmini. De estos en los bosques hay tribus y tribus de ellos. Son unas ratas de cuerpo mayor, algo más rellenas de pelo corto, que excavan túneles y madrigueras para tener una reserva de alimentos. Me dice que me aparte un poco, y en un parpadeo lanza una cuchillo con un giro de muñeca que queda clavado justo en el centro de el animal.
-Fantástico.- murmuro.

El sonríe y recoge a la presa. Vemos una roca y nos paramos a descansar un poco. Bebo un poco de agua, que ahora esta tibia por el calor de la mochila. Me acabo toda la bota y como el arroyo esta cerca, de paso, la rellenaré.
-¿Como cazaste a las presas?.- me pregunta Thresh, limpiando la sangre de su cuchillo.
-Con la trampa, y a la ardilla con esto.- digo agitando el arco en el aire.
-Es la imitación de arco más mala que he visto en mi vida.- responde el, cogiéndolo y observándolo.
-Lo tomare como un cumplido.
Ya que estamos pasando el tiempo, decido enseñarle mi táctica con los cuchillos.
-Eres bueno con los cuchillos pero...yo creo que lo seré más.
El suelta una carcajada, tampoco muy alta, por si estuviera alguien cerca.
-Venga, Comadreja, demuéstramelo.
-Coge esta bolsa de tela y ponla en el tronco.- le dicto.
Cojo un par de cuchillos, miro la bolsita de tela que el sujeta y los lanzo hacía atrás.
Y como yo esperaba, la bolsa queda sujeta por los cuchillos que están clavados en el tronco. Doy media vuelta y lo veo con las manos en la cintura, mirando la bolsa y después extrayendo los cuchillos con fuerza.
Se acerca y me devuelve los cuchillos.
-Ha sido una verdadera suerte que no me cortaras los dedos.- me dice cogiéndolos.
Vamos hacía el arroyo y yo lleno las botas mientras Thresh me vigila las espaldas con la espada en la mano. Si, a el también le quedaba poca agua y ya estaba caliente.
Volviendo al lugar, paso por la trampa y no ha cazado nada.
-Ya caerá algo.- dice Thresh empujándome hacía delante.
El sol es abrasador, como en verano. Pero claro, no es un sol normal. Empiezo a sudar, y la ropa se me pega a la herida que mágicamente se abre y empieza a desangrarse.
-Tus hojas no han bastado.- digo estirando el cuello de la camiseta para que no se manche, pero ya es un poco tarde.

Capítulo 27. Un nuevo aliado.

Bueno, quería deciros que hay dos o tres capítulos que no salen realmente en el libro. Cuenta como lo vive Katniss y en estos capítulos se supone que ella esta inconsciente por las picaduras de rastrevíspula.
No os extrañéis, por favor. Besos :)



"Quien me mandaría a mi recoger bayas AHORA".- pienso.
El perro esta encima de mi, intentando morderme. Lo único que me salva es el cuchillo que milagrosamente esta en su boca, tallando sus labios poco a poco, pero parece no ser suficiente. Suelto pequeño gemidos y gritos, queriéndomelo quitar de encima pero es inútil. Las babas que salen de su boca mezcladas con sangre, caen rodando por mi frente y es asqueroso. Me rindo, ya no tengo fuerza suficiente como para aguantarlo, hasta que deja de forjear y se tambalea, callendo hacía mi lado izquierdo. He conseguido llevarme un buen corte en el cuello, pero solo eso. Por cierto, ¿Que lo ha matado? porque el cuchillo que hay clavado en su lomo no ha salido de por si. Alguien me ha . . . salvado.
Miro en todas direcciones pero no veo a nadie. Me levanto, y doy media vuelta hasta que me encuentro a Thresh a mis espaldas de brazos cruzados y con una manaza de cuchillos en la mano.
El corazón me deja de latir en un instante y caigo de rodillas, arrastrándome hacía atrás.
-Thresh...por favor, hazlo rápido.- digo, murmurando las palabras.
El arquea las cejas, y suelta una risa.
-¿Para que voy a matarte ahora si ya lo podría haber hecho el?.- me dice ayudando a levantarme.
-Entonces, ¿No me vas a matar?.
Aun tengo posibilidad de huir corriendo entre los árboles.
-Pues claro que no. Te iba a proponer ser mi aliada.
Lo miro atónita. Acaba de proponerme que sea su aliada y así, tan directo. No se si debo fiarme mucho, teniendo en cuenta que los profesionales se lo habían pedido antes y el había rechazado su oferta.
-Esta bien.- digo asintiendo con la cabeza.
-¿Vienes a mi refugio?- me pregunta, sacando el cuchillo de el lomo del perro.- supongo que será más grande que el tuyo, ¿No?
-Supongo que si.- afirmo. Un chico tan grande como el no puede refugiarse entre cuatro arbustos como yo. Además tiene toda esa extensión de tierra en la que esta solo.
-Será agradable tener compañía.
Mientras caminamos hasta donde yo tengo guardadas mis presas, con mochila a conjunto y arco, se me escapa una pregunta que me reconcome la cabeza.
-¿Porque yo?.
El se para un momento a pensar, como si se le hubiera olvidado el motivo.
-Me pareciste muy inteligente la primera vez que te vi, ya solo por tu cara, se notaba. En la entrevista digiste que eras bastante escurridiza y eso. Así que lo estuve pensando.
-¿Y los profesionales?, osea, son más fuertes que yo, siempre son finalistas en los juegos, trabajan en grupo, tienen más recursos para sobrevivir...
-Pero no tienen de esto.- me dice, tocándose la cabeza.
Esto me recuerda a Viters el día que hablaba con el en nuestra roca.
-Si alguna vez se les acaban las provisiones no se de que se van a valer, la verdad. Los entrenan, pero, para luchar, ¿Y? puede que no tengan ni siquiera instinto de supervivencia.
Llegamos y yo recojo mi mochila, enrrollo el saco de dormir, cojo la imitación del arco y nos vamos.
Al atardecer, cuando se ven ya pequeños rayos de sol entre las montañas, diviso el campamento. Se nota que ha hecho una hoguera por la cantidad de brasas que hay. Tambien hay un tronco bien grande con el saco de dormir apoyado en el y el perímetro que rodea este sitio esta compuesto por altos arbustos.
-Vaya, estoy realmente asombrada.- digo.
-¿Tienes hambre?.- me dice sacando un conejo. Pero veo que le falta la mitad del cuerpo. Es mi conejo.
-¿De donde has sacado el conejo?.- le pregunto acercándome hacía el.
-De una trampa. La robé cuando el tributo no estaba.- dice riéndose.
-Era mi trampa y mi conejo. Pero bueno, me dejaste la mejor parte.- digo sacando la mitad del cuerpo, cogiéndolo por las patas.
Para de reír. Parece que no le a acabado de hacer mucha gracia.
-Vamos a cocinar una parte. Guardamos esto para mañana.
Asiento, y me siento a arrancar los dos muslos del cuerpo, mientras el coge dos largos palos y mete los muslos en ellos. Se cocinan bastante bien, porque la llama es más grande. Yo lo hacía en brasas y no era tan efectivo.
-¿Y la pequeña?.- pregunto, relamiéndome los dedos de la grasa que suelta el muslo.- ¿No pensaste aliarte con ella? 
-Pensé que podría valerse por si sola. Fíjate, en el primer día ya salió viva. Además, ¿De que me serviría? No me sería de mucha ayuda.
La verdad es que si. Pero con tal de protegerla...si hubiera sido de mi distrito y yo fuera un tributo masculino, si que podría haberme aliado con ella. 
El gran manto de estrellas cubre el cielo y como todas las noches sale el sello e himno del Capitolio. Aparecen las dos caras de las chicas que han muerto esta mañana. Glimmer y la chica del 4.
-Nueve.- susurro. Pero Thresh parece tener el oído muy fino porque lo veo asentir.
Cojo la bota de agua y me limpio la sangre seca de la herida que el perro me había hecho. También me limpio la sangre de la frente, acompañada de unas asquerosas babas.
-Toma, pontelas.- me dice Thresh dándome unas hojas grandes y onduladas.- las usamos en mis distrito contra las picaduras de rastrevíspulas y heridas, como cortes. Por cierto, ¿Que llevas colgado en el cuello?
A primer vista solo se ve una cuerdecita de color negro. Saco el colgante del interior de la camisa y dejo que lo observe.
-Me lo talló un buen amigo mio, para que le recordase.
Lo mira atento, al igual que mi cara.
-Pues si que te pareces.- dice sonriendo.
Doy un soplo entre risa y bufido.
-De verdad, es la quinta vez que me lo dicen.- digo, un poco más seria.- por favor, ya.
-Bueno, esta bien.
Me coloco las gafas de visión nocturna y me acurruco en el saco de dormir. Hace un frío seco, el más seco desde que entre en la Arena. Los arbustos también son una ventaja, ya que el aire no traspasa y hace a modo de barrera.
-Thresh.
El, deja escapar un sonido a modo que sustituya al "¿Que?"
-Gracias por salvarme.
-Para algo están los aliados, Comadrejilla.
-Tresh....- digo mientras gruño y el se ríe.
Y es que, es la primera vez que siento a alguien cercano a mi desde que entre en la Arena. Como si fuera Viters.

viernes, 29 de junio de 2012

Capítulo 26. Rastrevíspulas.

De repente me entra una increíble rabieta. ¡Alguien o algo se ha llevado MI comida!. Me tapo la boca con las manos y paro. Pienso por un momento que estoy haciendo. Parezco una cría de cinco años y estoy poniendome en peligro. Si grito, los tributos sabrán donde estoy. Cojo la parte del cuerpo, y como no queda ni una baya retiro la cuerda del árbol. Vuelvo al refugio. Una vez sentada, rebusco en la mochila que he encontrado hace poco en el bosque. Contiene un linterna, otra bota de agua, un par de gafas más, una cuerda, un muelle, un saco de tela, una barra de pan, la caja de cerillas a medio gastar y un cuchillo. Espera.¿¡Una barra de pan!?
La parto en dos para ver si es de verdad. Huelo el intenso aroma que desprende y la boca se me hace agua en poco segundos. ¡Que fuerte!. ¿Como ha conseguido una barra de pan? 
El día a pasado volando. Literalmente, porque ya esta atardeciendo. Me quedo dentro del saco, incorporada mientras me como una pequeña punta de pan y otra pata de conejo. Bebo un poco de agua y me quedo allí sentada. Se me olvidaba, ahora tengo dos cuchillos. Pero no creo que sea suficiente. 
Pienso en el chico del distrito doce. Peeta creo que se llama. ¿Como ha podido aliarse con los profesionales? Es un chico de los distritos más pobres y además iba un poco cojo. Me extraña que Cato no lo aya matado todavía. También me extraña que quiera matar a su compañera, tan enamorado que esta. Bueno, estaba. Cato puede haber pensado en no matarlo para encontrarla a ella. Por si no lo había dicho, la odia. Anochece, y empiezo a tiritar. El sello del Capitolio sale justo a tiempo, acompañado por el himno y la cara de el tributo que murió ayer. Era la chica del 8. Si no hubiera hecho un fuego los profesionales no la habrían encontrado y aun estaría viva. Pero bueno, la gente hay veces que no piensa.

Oigo un crujido que hace que de un salto. Distingo unos ojos observándome. No se si es un animal o es un tributo, pero parece que se acerca. Busco rápidamente las gafas de visión nocturna y me las pongo. 
Es un  zorro, un pequeño zorro de pocos meses. En estos momentos me vienen las palabras de Caesar en la entrevista: Foxface. No me parece peligroso, es más, ni siquiera la voy a matar. Tengo a tres presas, una barra de pan. No necesito más comida de momento. Además, la tendría que guardar en la mochila y eso supone más peso porque no la iría a dejar en el tronco hueco. 
Veo también a la madre, como pasa cerca de mis pies y se la lleva. Parece que son, aparte de los pájaros, los animales más "normales" que pueden haber en la Arena. Todos estan modificados geneticamente para matarte, sea un perro salvaje, un lobo, un puma. 
Duermo con un cuchillo al lado, cogido también de la mano, por si acaso.
Me despierto y el sol ya esta bien arriba. Oigo gritos a lo lejos, gritos de ayuda, de socorro, y agua moverse.
¿Que estará ocurriendo? Me levanto, primero asegurándome de que no hay ni presas ni tributos cerca.
Diviso un árbol grande y grueso, en el que puedo esconderme sin preocuparme de que me vean.
Corro hasta el, como si me fuera la vida en ello. Bueno, la verdad es que si, soy un blanco especialmente fácil.

Veo como Cato, Clove, Peeta y Marvel se sumergen en el agua del arroyo. Cato saca la cabeza de golpe, parece que lleva tiempo bajo el agua. Su cara esta hinchada, por picaduras. Rastrevíspulas, no han podido ser otras que estas, no tan normales como las otras. Su veneno es mortal, en algunos casos. Suenan dos cañonazos y veo a Peeta salir corriendo del agua. Cato va tras el, mientras que Clove y Marvel siguen en el agua, para aliviar el dolor de las picaduras.
Dos aerodeslizadores descienden del cielo, y puedo distinguir el pelo rubio de Glimmer. Su cuerpo esta completamente hinchado y desquebrajado.
Luego esta otra chica, de pelo color castaño, que asciende a la misma vez.
Esta noche saldrán sus caras en el cielo, no he escuchado otro cañonazo.
Hoy, creo que me dedicaré a recoger algo de fruta, como bayas. Me sirven para las trampas.
Puedo deambular más segura por el bosque, ya que los profesionales se dirigen de nuevo a la Cornucopia. Pero esta vez, van con un nuevo chico, creo que es del distrito 3. A Peeta no lo veo por ninguna parte, y no ha soñado ningún cañonazo. ¿Malherido? Si. Katniss, también lo estará. Estaba justo debajo de ellos, cuando les han picado las rastrevíspulas. Además, Thresh esta en la otra parte de la Arena, donde tengo el refugio y yo voy a ir por el bosque. Es mi oportunidad. Empiezo mi camino, con el cuchillo bien agarrado.
Escarbo entre los arbustos y de tanto en tanto suena algún que otro crujido.
Me paro justo en frente de un arbusto a recolectar unas bayas y desentierro algunas raíces que hay abajo.
Todo esto iba muy bien hasta que un perro salvaje, me asalta. Y ahora si, estoy perdida. 

Capítulo 25. Primer día de caza.

Empieza a refrescar y me escondo en mi saco de dormir con la cremallera de la chaqueta subida hasta el cuello. Aun se ven algunos rayos de sol asomando entre las montañas, pero, no tarda en hacerse de noche. Uso la mochila a modo de almohada para apoyar la cabeza y escondo la flecha en el tronco. Mientras estoy aquí, voy comiendo algunas bayas porque el hambre empieza a aparecer. Veo el sello del Capitolio en el cielo, acompañado por el himno y luego salen las caras de los tributos que han muerto más el distrito al que pertenecían. La chica del distrito 3, el chico del 4, los dos tributos del 6 y 7, el chico del 8, los dos del 9 y la chica del 10. Y Jale. Once, once en total, había contado mal. Supongo que por la parte en la que estaba no lo había divisado bien a todos.
Las caras desaparecen y vuelvo a contemplar el manto de estrellas y escucho los sonidos de los insectos que deambulan por el campo.
Intento dormir, con este insoportable frío, pero me sobresalto al escuchar un grito acompañado de un cañonazo. Lo que imaginaba, los profesionales han matado a un tributo.
Me despierto despuntando el alba. No me muevo mucho por si hubiera alguien cerca pero estarán todos durmiendo. Miro mi mochila, y ya no me quedan bayas para desayunar. ¿Que hago? Si encuentro más bayas, no puedo alimentarme de ellas el resto de los juegos. Necesito grasa, carne, pero no creo que vaya a cazar nada con esta flecha.
Haré una trampa. Me quedan un puñado de bayas que me las podría comer perfectamente pero las uso como cebo para la trampa. Como la cuerda no la he usado aún, la ato a un árbol escuálido que hay por aquí cerca y la preparo. El árbol es bastante alto, si una presa cae, se quedará colgada de el y nadie la cogerá.
Voy con flecha en mano, caminando por el bosque, pero alerta. Veo a una ardilla, en la rama de un árbol bastante bajo. No es que tenga mala puntería pero si Glimmer que se le da bien el arco se le ha escapado una flecha, la mía podría ir a parar a otro sitio no deseado. Y no estoy como para perderla.
Encuentro una rama curva, y unas cuantas ramitas finas. Me dedico a trenzarlas para formar una cuerda y así atarla a la rama curva y formar una especie de arco.
-Venga, pequeño, funciona.- susurro.
Lanzo la flecha y la ardilla cae desplomada en el suelo. Me acerco a ella, y veo que le ha traspasado justo en el cuello. La cojo, junto con la flecha y me los guardo en la mochila. Pienso que no me vendría mal el arco también, por si acaso.
Vuelvo hacía mi refugio pero antes pasando por la trampa que había colocado. Es un golpe de suerte. Un conejo cuelga del árbol, balanceándose ya muerto.



Lo recojo y también lo guardo en la mochila. Aun quedan algunas bayas en el suelo, esparcidas. Vuelvo a colocar la trampa, con las bayas restantes y me voy.
Una vez en mi refugio pongo mis dos presas en el suelo, una junto a la otra. No se como comérmelas, y me muero de hambre. Si tuviera un cuchillo las cortaría.
Oigo afuera un tintineo, y se lo que significa. Un paracaídas.
Es plateado y esta junto a unos arbustos. Lo abro y veo un gran cuchillo, con una nota.
"Muy buenos instintos de cazadora, Comadrejilla, sigue así".
Lénart. Lénart me ha enviado un cuchillo. Sonrío, satisfecha de que ahora podre comerme aunque sea la pata de un conejo. Saco las cerillas de la mochila, y enciendo un pequeño fuego, el cual apago enseguida y solo me quedo con las brasas. Hago una pata de conejo y me la como con mucho gusto.
-Por ti, Lénart.- digo alzando el hueso de la pata en el aire.
Lo tengo dentro de la boca un buen rato, saboreando aun el sabor. Dejo el arco y la flecha dentro del tronco. No me había dado cuenta de que tiene un pequeño agujero, y detrás de el, unas hojas de menta. Normalmente en casa, mi padre se hace muchas de estas infusiones. Hasta la que me dio Kaeba llevaba menta. Como no tengo nada parecido a una taza, me dedico a masticarlas. Esto hará de un postre, y engañaré a mi estomago, diciéndole que ya basta de comida por ahora.
Diviso fuego a lo lejos. Pero no el fuego de una hoguera, no, un fuego de bastantes árboles.
No me voy a acercar, los profesionales lo harán. Pero bueno, si que puedo rondar por allí. ¿Y si se olvidan algo? Quizás me pueda llevar un cuchillo, comida, quien sabe.
Mientras ando, pienso en mi familia. Ahora mismo estarán mis dos hermanos sentados en la mesa de la cocina con mi padre, mirando como yo sobrevivo aquí, y posiblemente como muero a manos de alguien o por causas naturales. Y como me estará viendo todo Panem también, porque se televisa todo en directo. Pienso también en la familia de Jale, destrozada. Quizás tuviera hermanos pequeños como yo, o alguno grande. Pero nadie se presentó voluntario, tampoco.
Ahora llevarán su cuerpo al distrito para que su familia lo entierre. Si gano, iré personalmente a verlo.

Rebusco entre los arbustos y encuentro una mochila. ¿Podría ser la mochila del tributo que perdió la vida anoche? si, porque aun quedan brasas en el suelo y hay salpicaduras de sangre por la parte baja de la corteza del árbol. Me la llevo y regreso a mi refugio porque empiezo a escuchar unas risas, de los profesionales, pero decido pararme a ver lo que pasa. Corren gritando tan contentos y parecen que persiguen a alguien. Entonces veo a Katniss subida a un árbol a casi 15 metros del suelo y Cato intentando cogerla, pero, cae después de quebrar una rama. Glimmer le lanza flechas pero tampoco da resultado.
-Esperaremos a que baje.- dice el chico del distrito doce.- no se puede quedar allí arriba o morirá de hambre. Tarde o temprano bajará y entonces la mataremos.
Al chico no se le ve muy alegre ni tampoco muy convencido. Cato, que parece ser el cabeza del grupo, acepta la propuesta y acampan debajo del árbol en el que ella esta subida.
Se separan para buscar ramas con las que encender una hoguera y yo me marcho para que no me descubran.
Paso por la trampa, para ver si ha atrapado algo y si, otro conejo. Pero esta vez, le falta la cabeza. Alguien se la ha llevado. ¡MALDITA SEA!.

jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo 24. En la Arena. Parte dos.

Tres, dos, uno y suena el pitido del cual comienza esta sanguinaria pelea.
Recuerdo lo que me ha dicho Lénart. Me dirijo al bosque que hay detrás mía, corriendo todo lo deprisa que puedo porque seguramente Clove ya aya llegado a la pila de suministros y aya cogido una buena maza de cuchillos. No me fío, aunque corro sin mirar atrás. Me quedo entre los árboles, pero, veo que el chico del distrito once viene hacía aquí, así que, corro hacía la parte en la que todos, o casi todos los tributos corren desesperados. Aparto las ramas con el brazo, que tampoco es que me sirva de mucha ayuda.
De repente, me choco con alguien y caigo al suelo.

Nos quedamos mirándonos. Es Katniss, la chica del distrito doce que iba tan deprisa como yo. No se que hacer, no tengo ningún arma, no puedo hacer nada. Ella me mira atónita, también sin hacer absolutamente nada, esta inmóvil. Me doy la vuelta y hecho a correr, lo cual hace ella también pero en dirección contraria.
<<Para, para>> me digo. Me he escondido entre unos arbustos cerca de la Cornucopia. Un rápido agujero y unas hojas de pino por encima ayudarán a camuflarme. Observo atenta, como los profesionales ríen, mirando llenos de sangre, el grandioso trabajo que han hecho. Han matado a seis tributos por los seis cañonazos que acaban de dar.
Recuerdo a Jale y pienso si aun estará vivo. Me llevo las manos a la boca para no gritar, y susurro su nombre. Allí esta con  una mochila bajo el brazo, tirado en el suelo y con una lanza a través. Una lágrima me recorre la mejilla, caliente.
Ojalá los profesionales no miren debajo su cuerpo y encuentren la mochila. Veo a Marvel que se acerca a el, y le da unas patadas con el pie en el hombro. Lo único que se me ocurre es llamarlo "asqueroso" en mi mente. Luego, le quita la lanza rápido carcajeándose y limpia su sangre con su camisa.
En este momento, me es despreciable, pero bueno, todos los que acaban de matar lo son. Así consiste este juego. Recogen armas, como espadas, cuchillos, lanzas y un arco con flechas y se van. Pasa un hora y como veo que ya no están, salgo de mi escondite. Corro y me arrodillo ante el cuerpo de Jale, aun con los ojos abiertos. Lo han pillado de improviso. Le doy la vuelta, y recojo la mochila. Salgo pitando de allí, antes despidiéndome de el.
Ya esta, no sufrirá más.- pienso. Recorro unos cuantos kilómetros de bosque y exhausta, decido pararme. Me siento en una gran roca, camuflada por unos arbustos altos que tiene alrededor. Examino que contiene la mochila. Una cuerda, un saco de dormir, una bota de agua; que esta completamente vacía; y un par de gafas. Pero no son unas gafas cualquiera, son para ver en la noche por si sales de caza.
Ahora lo único que necesito es agua. Vuelvo a meter todas las cosas en la mochila, la cargo y empiezo a buscar un curso de agua. Cada kilómetro que recorro, palpo el suelo con la yema de los dedos. Si hay barro, hay agua.
Mientras busco, recojo bayas que encuentro entre los arbustos. Llego hasta un claro, y a la otra parte hay una gran extensión, no de árboles, si no de arbustos altos. Recuerdo como Tresh, venía hacía aquí. Habrá pensado que estaría más seguro, ya que la mayoría de los tributos hemos ido al bosque.
Puede que aya un curso de agua por aquí, o que pase cerca de aquí. Normalmente están adentrándose, no lo quieren poner tan fácil. Pero seguro que los profesionales ya han encontrado el curso de agua que pasa por el bosque, mejor no ir hacía allá si no quiero una muerte segura.
Encuentro un buen lugar para "acampar". Consiste en unos grandes arbustos que forman una cueva, al lado de un tronco hueco. Ya tengo un sitio en el que esconderme. Ahora necesito agua y armas, aunque sea un simple cuchillo. Escojo un arbusto que tiene unas flores llamativas, y lo pongo al lado del tronco. Voy a salir a buscar el agua, por si me pierdo y no se donde se ubica, esto me dará una pista. El lugar se cual es, por eso no hay problema, cojo la mochila y me voy. Sigo tocando el suelo, a cada paso que voy. Por un momento, pienso en la gente del Capitolio que me estará viendo ahora mismo y pensarán que hago el ridículo. Pero bueno, con tal de conseguir agua..
Llevo como dos horas andando hasta que doy una salto. Una flecha acaba de clavarse en un árbol, justo al lado de mi cabeza. La única que tiene flechas es Glimmer. Oh, eso significa que me estoy acercando a ellos.
Antes de que pase algo y que me descubran, la arranco del tronco y me la llevo. Voy echando leches, por decirlo de alguna manera. Tropiezo con una pequeña roca y caigo rodando, hasta un...un lago. ¡He encontrado un lago!. Me arrimo a la orilla, abro la mochila, y cojo la botella. La abro y dejo que entre toda el agua, hasta llenarse, rasa.
Oigo risas y murmuro un: Es hora de irse.
Me dirijo, apartando ramas y demás, hasta el arbusto llamativo. Entro en mi "cueva", sana y salva.
Ya tengo agua, un poco de comida y un arma. Aunque, no se que hacer con esta flecha, la verdad. Habrían parado a descansar y estaría practicando, la flecha a volado y a caído a mis pies, osea, cabeza.
El sol comienza a descender entre las montañas. No creo que tarde mucho en salir los tributos que han muerto hoy acompañados de sus caras y el querido himno del Capitolio.

Capítulo 24. En la Arena. Parte uno.

De antemano, sé que esta noche no voy a dormir. Bueno, nadie lo va ha hacer. Entre la multitud de personas que hay allí fuera celebrando que mañana empiezan los juegos y los nervios y angustias..
Subimos arriba, cuando Jale a acabado de hacer su entrevista. No le he prestado mucha atención, Lénart y Velva me estaban diciendo lo magnífica que he estado.
Pasamos a cenar, y hoy hay un verdadero banquete. Hasta hay un cochinillo, como el que tenían los Vigilantes, pero no tengo hambre.
¿Que como, un muslo?, hasta eso es mucho.
Ya acabados de cenar, después de que a Lénart se le halla ido un poco la cabeza por el alcohol, Velva nos da dos besos y nos desea muchísima suerte entre lágrimas y sollozos, mientras se va a su habitación.
Yo voy hacía la mía, para intentar dormir. Me acurruco entre las sábanas, buscando algo de calor, porque estoy helada.
Sueño, las formas en las que me pueden matar y en las que puedo matar. De las más crueles, hasta las más simples. ¿Morirme de frío, de calor, de sed, de hambre?
Sueño como Clove me clava cuchillos en el tórax, Cato me degolla con su espada y Marvel me tira una lanza.
No lo soporto, no puedo dormir más. Doy pasos de un lado de la habitación a otro, intentando calmarme.
Oigo pasos fuera, que se paran en frente de la puerta de mi habitación y esta, se abre despacio.
Es Kaeba. Me abrazo a ella, puede que no la vuelva a ver nunca más. Estoy temblando, y tiemblo tanto que le pido a Kaeba si me puede traer una infusión para calmarme un poco.
Ella me la trae como buena avox que es, e intento bebérmela.
Me acaricia la espalda, pero sus afectos no pueden calmarme tampoco. Le doy las gracias, y me vuelvo a acostar.
Esta vez me duermo, y no me vuelvo a despertar hasta que viene Velva y llama a mi puerta para que me prepare, que Lénart me esta esperando.
Me pongo un pantalón marrón y una camiseta de color anaranjado. Debajo de esta, me pongo otra. Por la noche hace muchísimo frío y no creo que me ayude que solo lleve una.
Bajamos en el ascensor, y antes de subirme al aerodeslizador que lleva a algunos tributos más, Lénart me da algunos consejos me dice:

-Escúchame.- me dice, mientras me coge de los hombros.- no vayas hacía la Cornucopia. Sal corriendo hacía la otra dirección. Me da igual que todos vayan a el baño de sangre que se formará en segundos, pero así tienes más probabilidades de sobrevivir, ¿De acuerdo?.
Asiento con la cabeza, y le doy un pequeño abrazo. No es muy emotivo, aunque sea mi mentor, pero me va a ayudar a conseguir patrocinadores y no podré agradecérselo cuando este en la Arena.
-Buena suerte.
Subo al aerodeslizador, que se eleva en pocos segundos. En el ya están Clove y Cato, sentados en unos sillones de metal. Aun hay que recoger a más tributos.
El silencio es sobrecogedor. La tensión me ahoga. Y eso que solo somos tres personas.
Cada vez suben más tributos. La chica del distrito doce se sienta enfrente de mi y noto el miedo en sus ojos. Bueno, todos tenemos miedo, aunque sea poco.
Cato la mira, con rabia. Esta cabreado con ella porque sacó un once en la puntuación y el un diez. Unos agentes de la paz que hay a bordo nos inyectan un dispositivo en el brazo, para controlarnos. Y duele muchísimo.
Bajamos, y a cada uno nos conducen a una habitación con nuestro estilista para que nos prepare.
Entro y en ella, me esta esperando Sómmon, y detrás de el, se encuentra un tubo por el que tengo que salir a la Arena.
Pienso en todos los tributos que han pasado por aquí, el miedo que tuvieron, la preocupación...todo metido en una habitación.
Sómmon me coloca una chaqueta, mientras me dice:
-Esta chaqueta refleja el calor del cuerpo. Pasarás noches frescas. Date la vuelta.
Me pone el colgante que Viters me talló.
-Mi colgante...- susurró.
Una voz, me avisa que quedan treinta segundos para despedirme.
-Mira. Supongo que Lénart ya te ha dicho que no vayas a la Cornucopia. Y ha hecho bien. Tu corre y escóndete. Muchos de los tributos morirán en segundos. Habrán mochilas, cuando todo se haya calmado y los profesionales no estén, coge una sin que te vean. Normalmente acampan allí cerca. Busca agua, una fuente. Te veo en el otro lado, Comadreja.
Le doy un fuerte abrazo y entro en el tubo.
Me eleva hacía la superficie y contemplo a todos los tributos ya fuera. Tenemos 60 segundos para ver, toda la Cornucopia, y los materiales y objetos que se pueden coger. La Cornucopia es bastante grande, desde aquí puedo ver que dentro de ella se encuentran espadas y lanzas. Fuera hay cajas con cinturones y cuchillos, y otros utensilios. Alrededor hay mochilas esparcidas. Recuerdo lo que me han aconsejado Sómmon y Lénart. Hacía atrás, a la Cornucopia no.
Creo que se va a formar un baño de sangre en, tres, dos, uno.


Capítulo 23. Noche de estreno.

Después de comer, Sómmon me lleva a su habitación, para prepararme para las entrevistas de esta noche.
Estoy deseando que mi traje no sea largo. Ya sabeis, no quiero salir al escenario y caerme, soy un poco "patosa" con estas cosas. Primero, paso por mi habitación para ducharme y luego, con un albornoz, paso a la habitación de Sómmon. Subo a una pequeña plataforma, me quito el albornoz y comienza la transformación.
-Ah, ah, cierra los ojos.- me ordena.
Siento a Sómmon revoloteando alrededor de mi. Primero me pone una tela por encima. Pero luego, la quita.
-¿Ocurre algo?.- pregunto extrañada.
-No, no. Solo que...creo que será mejor otro traje. Este, perfecto.
Me lo coloca, cuidadosamente de que no se vaya a arrugar. Siento que es corto, no me llega a los pies, sino, un poco más abajo de las rodillas. Suspiro y dejo ver una media sonrisa en mi cara.
Me calzo unos zapatos, y siento como si ya me los hubiera puesto antes. Altos, que se atan más arriba de lo normal.
-Bien, ábrelos.
Dejo que en mi rostro se vea una gran sonrisa. El traje es precioso pero nunca me había imaginado como una cosa tan simple podría ser tan encantadora y radiante.
-¿Y...? ¿Te gusta?.- pregunta Sómmon con una brillo en los ojos de emoción.
-Me encanta.- digo, con la sonrisa aún puesta.
-Vamos, tengo que peinarte.
Me acompaña a un sillón, con un espejo enfrente donde hay unos mil productos de belleza. Para el pelo y maquillaje. Llevo como veinte minutos aqui sentada con los ojos cerrados y Sómmon dándome estirones en el pelo. Cuando para suelto un suspiro.
-Dime que has acabado, dime que has acabado...- susurro.
-Ya. Ven, ponte aquí en este espejo y mirate toda entera.
Oh, digo, ¿Esa soy yo, realmente?. Empezando por los zapatos, son los mísmos que cuando salí en el desfile. Altos, que se cruzan entre si, y con mariposas entre medio. 
Luego esta el vestido, de color azul caribe con volantes, y el escote en forma de palabra de honor, suave y ligero. Para acabar el vestido, un collar que me rodea el cuello, trenzado y de color dorado oscuro. Finalmente mi pelo esta recogido por unos mechones de pelo que se sujetan entre si, formando un moño detrás de mi cabeza. Alternan mechones de pelo rizado y liso, y hay dos, cada uno al lado de mi frente, rizados que caen justo al lado de mis ojos.
No es que no lleve maquillaje, pero, no se nota demasiado. Lo único que resalta son mis ojos, perfilados de un color azul, como el de mi traje y los labios claros y rosados. Si, creo que esta noche conseguiré bastantes patrocinadores.
Ya estoy lista para salir y voy detrás de Sómmon. 
-Espera.- el miedo me corroe.- Cuando este allí arriba ¿Que voy a decir? No es que no se me de mal hablar delante de la gente, si hablo con educación y esas cosas pero ¿Que hago?.
-Uhmmm, ¿Que te dijo Lénart cuando estabais practicando?.
-Que fuera misteriosa, que deje una incógnita. 
-Exacto. También debes parecer poderosa. 
Lo miro con los ojos en blanco.
-Quiero decir, que debes parecer más fuerte de lo que ya eres. 
-Esta bien.
Me da buena suerte y me dice que el estará entre el público observándome. 
Espero a Jale y nos conducen a la fila, para salir al escenario. El también esta espectacular.
La primera en salir es Glimmer, el tributo femenino del distrito uno. Tan superficial como habría imaginado. 
Luego Marvel, el tributo masculino, un arrogante.
Después Clove, que va con un traje largo. Muy largo. Tan largo, que lo lleva a rastras. Comenta que, puede ganar, que sabe matar de veinte formas diferentes a una persona. 
A continuación, Cato, diciendo que es un honor representar a su distrito. Por lo que he visto, se presentó voluntario en la cosecha este año. Distrito tres, distrito cuatro...y me toca.
Caesar Flickerman me presenta como a todos los tributos. Salgo al escenario y los focos me deslumbran. Las luces son muy intensas igual que los aplausos y griteríos de la gente.


Me besa la mano, y nos sentamos. No olvido la postura, hombros hacía atrás y piernas cruzadas. Para eso lo he practicado. Aquí comienza mi entrevista.
-Bueno, aquí tenemos a nuestra tributo femenino. Ya nos han dicho que tu mentor te llama por un nombre en "clave".- dice acentuando las comillas con los dedos.
-Exacto.
-Cual es, y porque.- me mira atento como si lo que fuera a decir fuera algo sumamente importante.
-Comadreja. Porque según el, tengo los rasgos de la cara afilados y me parezco a ella por lo escurridiza que soy.
La gente aplaude, emocionada y oigo entre la multitud alguna que otra carcajada.
-¿Y eso es verdad?- pregunta.
-Supongo que si. Yo creo que si me concentro puedo ser una buena representante de mi distrito.
El público vuelve a aplaudir eufórica.
-Ya lo eres, preciosa. ¿Que nos puedes contar más? ¿Que tal tu estancia en el Capitolio?
- Todo muy muy bueno, excelentes habitaciones, un lujo. Lo extraño son caros perfumes que hay en los baños. Eso en mi distrito no hay.- digo pasándome la mano por el cuello.
Caesar se acerca y me olisquea.
-Oh, hueles muy bien.- dice asintiendo.
-Lo sé, lo sé.
-¿Alguna cosa, que pueda sorprendernos? Aparte de ti.
-Se usar la cabeza. Soy una persona bastante inteligente y estoy preparada para salir.
-Pues encantado de conocerte.- dice dándome la mano.
Para despedirme, en vez de gritar mi nombre, grita el nombre de FOXFACE.
Salgo del escenario, y Velva se avalancha sobre mi.
-Has estado encantadora.- me dice cogiéndome de los hombros.
-Fantástica, muy muy bien.- me dice Lénart. Yo me dedico a asentir porque sé, que la que ha salido ahí no he sido yo.

miércoles, 27 de junio de 2012

Capítulo 22. Las prácticas

-Jale, tu conmigo.- manda Velva, levantándose de la silla con los brazos estirados.
-Pero si no he acabado de co...!
-¡AHORA!.- dice ella, metiéndole el bollo que se estaba comiendo en la boca, con la punta de los dedos y levantándolo de la silla a empujones.
Salen de la habitación, gritando, y corriendo mientras que yo los miro atónita.
Lénart se rie, y me mira diciendo:
-Bueno, parece que nos hemos quedado tu y yo. Bien, vámonos nosotros también a mi habitación para practicar.
Menos mal que yo ya he acabado de desayunar, no quiero que me saquen de aquí a empujones como Jale y atragantándome con un bollo.
Entro a su habitación y tampoco es nada que no halla visto ya. Cosas lujosas, cama, cuarto de baño, armario, mesa, cortinas...En cambio, hay dos pequeños sillones.
Nos sentamos y empezamos.
-Vamos a ver, que podemos sacar de ti en la entrevista.
Me observa atento, como si me estuviera mirando por dentro.
-Ya sé. Intenta parecer misteriosa, contestando a preguntas dejando como una incógnita.
-¿Incógnita?
-Si. Por ejemplo, cuando te pregunten alguna táctica para la Arena, no digas nada. O deja algo por descubrir. Con esa cara tuya, van perfectas las contestaciones.
-¿Y que cara es la mia?.- pregunto. No se si ha sido un sarcasmo.
-Afilada, astuta e inteligente.- dice asintiendo.- como una Comadreja.
Ya estamos, con la Comadreja.
-¿Debería tomármelo como un cumplido?
-Deberías.
El tiempo se ha pasado y me toca la "clase" con Velva.
-Me encanta, me encanta trabajar con los tributos femeninos. Puedo enseñarles mis pequeños trucos, como andar, la postura...venga, vamos ha hacer una prueba.
Velva hace que me coloque unos zapatos de tacón, que me hacen crecer unos cinco centímetros. La miro arqueando las cejas y parece que aya entendido lo que acabo de pensar.
-Estilizan la figura, querida. Como la mía.- afirma, pasando sus manos por las caderas.- vale anda, primero pasos cortos.
Al primer paso que doy, pierdo completamente el equilibrio.
Ahogo un grito, moviendo brazos y procurando, no demasiado las piernas.
-Hay, lo que me va a costar...- dice ella llevándose las puntas de los dedos a la cabeza.- mira, así. Talón y punta. Talón y punta. Talón y punta. ¿Ves que fácil? Vuelve a probar.
No se como lo puede hacer. Y eso que sus zapatos son de un tacón acabado en aguja y los mios un poco más gruesos.
Después de hora y media, consigo andar correctamente mientras Velva da pequeños aplausos y saltitos de alegría.
-Y ahora la postura para sentarte en la silla.
Me coloca un vestido largo, que hace que al andar lo pise con los pies.
-Probaremos con un corto. Eres delgada, es una ventaja.
¿¡En serio!? Bueno, digo yo, todas somos delgadas, estamos muertas de hambre.
Es un simple vestido, como uno que me puse hace un tiempo. Corto, fino, con un lazo y de color verde.
-Siéntate.
Sacude la cabeza, no le gusta mi postura actual.
Se levanta, me estira de los hombros hacía atrás y me ordena que me cruce de piernas.
-Oh, magnífico.- exclama.- quiero que estes así, en la entrevista. Te da un aspecto, más refinado con las piernas cruzadas. Ah, y la espalda recta.
El tiempo pasa y por fin, a acabado esta tortura. No se cuantas veces me ha dicho que pusiera la espalda erecta. Aunque ya la tengo de por si, la quería aun más.
-Sigue practicando en tu habitación.- me dice antes de salir.- y recuerda...
Me estira los hombros hacía atrás.
Que pesada es esta mujer.

martes, 26 de junio de 2012

Capítulo 21. La prueba.


Hey (:  Antes de que leáis nada, os digo que dentro de dos capítulos entran ya en la Arena. Estos dos creo que van a pasar volando. Osea, quiero decir que los subiré enseguida. Me da igual que no tenga ni visitas ni comentarios. Pero los voy a subir, porque a partir de ahí serán un poco más largos. Y supongo que interesantes...
Besos (;



Me dirijo a mi habitación para cambiarme y ponerme el uniforme de los entrenamientos. Parece que he cogido un poco de peso. Antes me caía un poco, ahora me entra justo.
Sómmon me espera fuera en el pasillo junto a Thelma y Jale, que ya esta vestido. Nos desean suerte y nos dicen que vayamos bajando hacía el centro de entrenamiento.
Cuando abren las puertas del ascensor veo a todos los tributos esperando sentados en un banco. En algunos se nota que están terriblemente nerviosos, por el sudor que se refleja en sus frentes. Otros, por el contrario, están a rebosar de felicidad y orgullo, saben lo que les espera y la nota que ya les van a poner.
Me siento conforme el orden de los distritos. No se que demostrar ante ellos, no tenía nada preparado, ni me había preocupado. ¿Lo que practiqué anteriormente? ¿Estará? Lo de los cuchillos supongo que será inválido.
Distrito 1, distrito 2, distrito 3...primero entra la chica y después el chico. Cuando estas dentro, debes dirigirte hacía los Vigilantes, decir nombre y distrito y ahí, empezar tu demostración.
Veo a el chico del distrito cuatro salir. Es mi turno. Inspiro y espiro, ya allá voy.
Mi paso es rápido y firme cuando paso por la puerta. Los Vigilantes están de fiesta, comiendo manjares que hay sobre una mesa, sentados en grandes sillones y emborrachándose. Me imagino la puntuación que me voy a llevar si no me prestan atención. Han visto ocho demostraciones increíbles, de chicos que llevan entrenándose toda su vida., y yo ¿Yo qué?
Me presento ante ellos, nombrando a mi distrito y nombre. Doy media vuelta y son todo pruebas físicas. ¿No han pensado en poner alguna sobre inteligencia como la que hice yo?
Decido demostrar mi "arte" con los cuchillos, pero no hacía atrás, hacía delante.
Giro la cabeza y observo a algunos mirándome con atención, otros siguen borrachos. Bien, parece que si que hay alguien que me puede dar la pésima puntuación que voy a sacar.
Cierro los ojos, lo más fuerte que puedo imaginándome que estoy hacía atrás. Los lanzo rápidamente y abro los ojos. De diez muñecos le he dado a seis.
-Puedes retirarte.- me grita una voz desde la parte donde están los Vigilantes.
Subo a nuestra planta y nuestros estilistas me hacen una barbaridad de preguntas. Yo no les respondo, los miro con cara seria y punto.
Voy a la sala, donde creo que Lénart  me estará esperando. Dentro de una hora, más o menos, dan las puntuaciones. Entro en la sala y es el único que no me ahoga en una serie de preguntas. Lo único que me pregunta es un:
-¿Que has demostrado finalmente?
-No había prueba de inteligencia.- respondo dejándome caer en el gran sillón de terciopelo gris.-¿No querían a alguien completo? ¿Porque han puesto unicamente pruebas físicas?
-Los Vigilantes son así. Pero, lo que has hecho ¿Ha estado bien?
Velva entra en la sala, dando saltos, acompañada de Sómmon y Thelma.
-Ya lo verás.- susurro.

-¿¡Que hiciste!? ¿Donde esta Jale?.- pregunta Velva.
-Paciencia, no tardará en subir.- responde Lénart.

En ese momento entra Jale, un poco enfadado, y también se ha dejado caer en el sillón.
Lo miro, con las cejas arqueadas y el sacude la cabeza.
Supongo que ya habrán pasado todos los distritos, ahora darán las puntuaciones. Sale tu foto, numero del distrito y puntuación; en pantalla.
Los profesionales del distrito uno, han sacado un ocho y un nueve. No es de extrañar.
Cato un diez y Clove, un nueve. Tampoco me extraña.
A medida que pasan, las puntuaciones cada vez van bajando más.
He sacado un cinco. Vaya, le han dado un justo reconocimiento. No me lo tomo mal, pero, tampoco estoy contenta. Algunos creo, que se lo han tomado muy  apecho.
-¿¡Un cinco!?-. grita Velva.- ¿¡Un dichoso cinco!?
-Enhorabuena.- dice Lénart, dándome una palmadita en la pierna.
-¿¡Y le das la enhorabuena!? ¡Que vergüenza, mira, hasta la niña del distrito once a sacado más puntuación que tu!
Y es cierto. Rue, la pequeña de este distrito a sacado un ocho. Ya decía yo, que parecía una niña ágil y hábil.
Jale, un seis. Vaya, vaya, no esta tan mal.
Lénart también le da la enhorabuena. Nos vamos a comer un festín para celebrar las puntuaciones. Aunque bueno, son un poco "ridículas".
Esta tarde, practicaremos con Lénart y Velva para las entrevistas de mañana. Solo quedan dos días para entrar en la Arena. Creo que, se me ha ido un poco el apetito después de pensarlo.

lunes, 25 de junio de 2012

Capítulo 20. Secta Lutgrama.

-Oh, pe-per-dón, yo no quería...- digo sobresaltada. Me levanto de la silla y conforme paso, me vuelvo más torpe. Algunas hojas se han caído de la mesa por culpa de mis brazos que no dejan de tocarlo todo.
-No, si te lo iba a contar muy pronto.- contesta Sómmon con las manos a la espalda, riéndose.
Se dirige con paso tambaleante hacía la mesa, y se agacha en el suelo recogiendo todas las hojas que he tirado. Le ayudo a recogerlas, y después, se sienta en la mesa.
Da unos golpes en la silla, y yo, obediente, me siento.
-¿Que-que significa todo esto?.- pregunto con la nota en la mano.
La mira, y la coge de mis manos. La lee un poco por encima, le da la vuelta y señala el sello.
-Tu colgante.- dice mientras lo toca.- la primera vez que lo vi, que fue cuando te vestí para el desfile, me extraño que una persona como tu lo tuviera. 
-Es exacto...-murmuro.
La verdad es que si. El mismo color anaranjado, los ojos, y las brechas en la comisura de los labios y el ojo.
-Pero no puede ser, lo hicieron a mano, lo tallo un amigo mio para mi.- confirmo.
-¿Y como se llama ese amigo tuyo?.- veo en su mirada, que ahora muestra un cierto interés.
Dudo un momento si decírselo o no. Si se lo digo ¿Ocurrirá algo?
-Viters.- digo dura.
Baja la mirada, pensativo.
-¿Vietrs Lampuig? 
-Si...
Aguanto la respiración, esperando su respuesta. Que acabo de hacer.
Se levanta de la mesa, y descorre las cortinas. La luz me ciega, mientras me muerdo el labio inferior.
-Esta bien, mira, te contaré. Esta secta, en la que yo soy el "jefe" por decirlo de alguna forma, cuida de tributos como tu.
-¿Como yo?
-Si, como tú. Tributos que necesitan ayuda, como cuando perdiste a tu madre. Viters hizo un buen trabajo ayudándote.
-Entonces, todas las veces que el me ha traído comida para mis hermanos, para mi padre y para mi, ¿Me estaba ayudando también una secta?
-Exacto.
-¿Y porque entonces, me talló este colgante?
-Eso es algo, que no se.
Decido irme, levantándome de la mesa cuidadosamente de no tirar otra hoja al suelo.
-Creo que ya se suficiente.
Antes de salir por la puerta, Sómmon me da un aviso.
-Si quieres saber el porque de tu colgante, pregúntaselo a el. Si sobrevives.

Paso las horas que me quedan hasta la cena dentro de mi cuarto.
Ahora si, debo sobrevivir para averiguar más cosas sobre esta "secta". ¿Porque Viters no me había dicho nada? Lanzo el colgante contra la pared, haciendo que se rompa en dos.
La rabia me consume, no lo soporto. Quiero irme, volver a los días en los que era una simple niña, sin preocuparme por estos estúpidos juegos. Los días en los que mi madre me abrazaba y me curaba las infinitas heridas que tenía por el cuerpo de tanto jugar por el bosque. Los días en los que no pasábamos hambre.
Me encojo, formando una bola en el suelo. Las lágrimas resbalan por mi cara, mientras que esta se enrojece.
Ni siquiera voy a cenar, no tengo hambre, este nudo en la garganta me oprime el apetito.
Aun estoy echada en el suelo, encogida, con el colgante entre mis manos.
Canto una de las nanas que mi madre me cantaba cuando era una niña y ahí me quedo, adormecida.

Pasan las horas, y me despierto con una manta por encima.
Sigo sin tener hambre pero necesito comer algo. Salgo de mi habitación, hacía la sala principal. Abro la puerta, parece que no hay nadie.



Miro el gran reloj, que hay enfrente de la lámpara. Es un reloj bastante grande y reluciente, formado por cuatro piedras rojas que se encuentran en la parte superior del reloj. Una, destaca en el centro de un color amarillento. Su sonido no es como un reloj normal, es más bien un tic tic tac, tic tic tac, tic tic tac.
Están a punto de dar las 4 de la mañana. Oigo pasos por el pasillo y seguramente serán los avox.
Estoy sola, en medio de una gran sala cara a un ventanal mirando como pasa la gente del Capitolio.
Ojalá ser uno de ellos, pueden vivir como reyes, ir de aquí para allá sin que nadie se lo prohiba, no preocuparse de tener hijos y que tengan una posibilidad de morir a partir de los 12 años...
Después de ver como unos avox, preparan la mesa con el desayuno, me doy el permiso de picar algo.
Tostadas, un vaso de zumo, un cuenco de cereales con leche, y un trozo de bizcocho.
Miro el trozo de bizcocho y me acuerdo de Jale. Ayer, le dije que en la cena le daría mi trozo, porque Lénart siempre se lo acaba.
Se me había olvidado.
La gente va entrando conforme se hace más tarde.
-Jale, toma.- digo poniendo el plato con el trozo de bizcocho al lado de sus tostadas.- lo siento, ayer no vine a cenar y...
-Tranquila, al final Lénart no comió casi nada del postre. Pude comerme el bizcocho yo solito.- dice mientras se frota la barriga.
No podemos evitar que se escape una pequeña risa.
Al fin y al cabo, la cuestión es coger peso.

domingo, 24 de junio de 2012

Capítulo 19. La nota.

Ni siquiera voy a comer, subo a mi habitación y me dejo caer en la cama.
No se que pensar, ¿Que intenta Cato? Me pide cerezas con amabilidad, ¿Y ahora me coge al vuelo antes de darme en el suelo?
 No se si fiarme. Teniendo en cuenta que es un profesional, es MUY raro que haga estas cosas. Y más con una chica que no es ni del distrito 1 ni 2. Luego esta Clove, que me trae sin cuidado lo que pretenda hacerme y como ya había dicho, tengo un ingenioso plan para la Arena, pero, si no funciona puede que me encuentre un cuchillo clavado en mi tórax. Sómmon. Es quien más me preocupa. Que quiere de mi collar, porque lo quería para el, que intenta, si tiene un secta o algo parecido. 
Todo esto es muy confuso. 
Entro en la cama y me tapo hasta la cabeza, intentando esconderme del mundo que todos estos problemas se vayan de una buena vez. Pero ya se que es imposible. Aun me siento mal, sigo temblando y tengo malestar. 
Llevo unos dos cuartos de hora, metida dentro de la cama cuando Kaeba llama a la puerta. La ventana estaba cerrada, por lo que la luz que entra por la puerta me ciega los ojos.
Me incorporo y enciendo la pequeña lámpara que hay a la izquierda de la cama.
Veo como Kaeba trae consigo una bandeja de metal, con mi comida.
-Pero si yo no he pedido comida...-murmuro mientras me froto los ojos.
Ella lo deja sobre mis rodillas, sacude la cabeza; intentado decirme que ella no sabe nada y se va cerrando la puerta sutilmente.
Encuentro una nota entre el trozo de tarta de limón y la sopa espesa de color anaranjado que hay en la bandeja.
La cojo y la leo, aun medio dormida.
"He visto como has entrado en la habitación y me he preocupado. Me ha extrañado que no hayas pasado para comer. Aquí te la dejo la comida de hoy. Que te aproveche. 
~Sómmon~"
Bueno, es mi estilista, debería preocuparse por mi.
Como a duras penas, hasta el postre. Me doy una ducha y me cambio de ropa. Mañana será la demostración ante los Vigilantes. Debo pensar que voy ha hacer ante ellos. ¿Lanzar los cuchillos? pero tendría que ser hacía atrás y no creo que valga.
 ¿Y la prueba de inteligencia? ¿Funcionará? Lo intentaré.
 No se que hacer ahora, si volver a dormir o deambular por "el piso".
Por el tiempo que ha pasado supongo que ya habrán acabado de comer todos y se habrán ido a hacer sus cosas pendientes, por lo que voy a buscar a Sómmon. Si, yo también tengo un asunto pendiente con el.
Me dirijo a su habitación y antes de entrar llamo a la puerta. 
-¿Sómmon?.- digo con voz leve mientras giro el picaporte de la puerta.- ¿Hay alguien?  
Las ventanas están cerradas y cubiertas por unas pesadas cortinas rojas que solo dejan pasar un pequeño rayo de luz. 
No creo que por entrar pase algo. La habitación en si, es como las demás. Con todos sus lujos, unas cama, mesita de noche, una lámpara, cuarto de baño, televisión y armario.
Lo único que me llama la atención es una mesa, con muchos folios esparcidos por encima.



Me acerco y entre ellos encuentro una nota.
Enciendo el flexo de la mesa.
No se si sentarme a leerla o dejarla, pero, tengo curiosidad. Desde lo que paso con el colgante, a Sómmon ya no lo veo de la misma manera. ¿Confiarme? Bueno, aquí no se puede confiar en nadie. Vale, la voy a leer.
Dice así:
Sr. Sómmon, le comunicamos que la próxima convocatoria será el Lunes de mañana. 
Le rogamos su asistencia. Ya sabe lo importante que es para nosotros que usted este presente, debemos tratar el tema sobre los juegos, antes de que estos empiecen y nuestra chica sea enviada a la Arena. 
Atte. SL. 


S.L...nuestra chica....¿Que significa esto?
Giro la nota y veo una especie de sello en el cual se puede ver el nombre de las iniciales S.L.
-Secta...-murmuro.
-Lutgrama.- acaba alguien por detrás de mi.

jueves, 21 de junio de 2012

Capítulo 18. Una amenaza indiscreta.

Este capítulo, no es corto, es muy corto y lo siento muchísimo. Lo que pasa es que la semana que viene hay "recuperaciones" de una asignatura que tengo pendiente. Me tengo que poner a estudiar YA. Y por eso, el capitulo es más cortillo. Pero bueno, os lo compensaré, además este es un momento clave en <<mi historia>> :)





Recuerdo la primera vez que intenté subir a un árbol. Era pequeña, deambulaba por el bosque, y vi un pequeño nido de pájaros. Las crías llamaban a su madre pero esta, no aparecía. Me quede observando un tiempo el árbol, y viendo que como no venía a darles de comer subí yo. Por suerte, llevaba un pedazo de carne que Viters me dio aquel día (por aquel entonces ya cazaba). Masticarlo y dárselo a estos pequeños animalitos, eso intentaba hacer. Empecé a subir, apoyándome en las ramas del árbol. Cuando ya estaba arriba, a casi 4 metros de altura, me senté en la rama donde estaba el nido. La rama crujió por mi peso y cayó, quedándome agarrada a un pequeño trozo donde también quedo el nido a salvo. Acababa de despedirme de Viters, podría estar cerca de este lugar. Siempre se para a recolectar algunas bayas.
Grite, pero, nadie vino. Volví a intentarlo, deseando escuchar mi nombre a gritos, ramas crujiendo en el suelo, y que el viniera a salvarme. En vez de eso, nada. Algunos pájaros piaban y entonces pensé en los Sinsajos. ¿Me escucharían y así repetirían mis palabras? pero ya no me quedaban fuerzas ni para hablar. Murmuraba palabras de ayuda, pero, eran inútiles. Finalmente me solté, cayendo y quedándome inmóvil en el suelo. Siempre he sido una persona débil y más cuando tenía unos 8 años así que el golpe me afecto.
Llegué a casa, arrastras por Viters que me encontró. Vi en el espejo un moratón en mi espalda. Era tan morado y feo, que daba hasta miedo verlo.
Y esto pensaba, cuando me caía de ese saliente. El golpe que me hubiera llevado habría sido descomunal.
Pero, en vez de eso, cai en unos brazos que me sujetaban con fuerza. Yo estaba acurrucada, con los ojos cerrados y temblando por todas las partes de mi cuerpo.

-Tranquila. ¿Estas bien?.- me susurró quien me estaba sujetando. Era una voz conocida, ya la había oído antes.
-Si-i...-contesté. Mi respuesta solo fue un soplo de aire, acompañado por una afirmación.
"Creo que es hora de abrir los ojos".- pensé. Los fui abriendo poco a poco, y lo primero que vi fueron mis manos temblorosas y pálidas, como supongo que estaría todo mi cuerpo. Tenía mechones de pelo sobre los ojos, mientras me los apartaba con las manos, pude ver quien me sujetaba. Cato. Al ver su cara, sonriente, le pedí por favor que me dejara en el suelo, me ponía...¿nerviosa?
-¿No llevabas cuerda?.
-¿Cuerda?.- miré a lo alto y vi un gancho en la parte alta de la pared y unos arneses en unas perchas que había al lado de la prueba. Choqué la mano contra mi cabeza, cabizbaja.
-No lo hagas más difícil.- me dijo, riéndose.
-Te debo una.- dije mirando a la pared y poniéndome las manos en la cintura.
-No, creo que lo de las cerezas ya fue suficiente. Esta era mi recompensa.
Me siento un poco, mal. En comparación con un puñado de fruta, esto es mucho. A no ser que te estés muriendo de hambre.
-¿Quien es esta?.- dice Clove, interponiéndose entre el y yo.
-Clove, ¿No estabas en el puesto de trampas?.- dice Cato poniendo los ojos en blanco.
-Me aburre.
-Vámonos, Clove.- Cato la coge de el brazo, pero, antes de irme recibo una indiscreta amenaza.
-Vuelve a tocarlo y en la Arena serás mi primera víctima. Si no quieres que te atraviese un cuchillo en el tórax, ya te estas largando.
Dicho esto, me mira por encima del hombro y se va aferrándose a Cato.
Vaya, una bonita manera de decirme que no toque a su chico. Pero no me da miedo. Para la Arena ya tengo una plan preparado y si sale bien, podré ser una de los tributos que salga viva del baño de sangre. Además, no estoy enamorada de Cato, simplemente le di unas cereza y el me a cogido al vuelo cuando he caído.
Y ya esta.
Ahora lo único que quiero es descansar un poco y tranquilizarme.

martes, 19 de junio de 2012

Capítulo 17. Cuestión de cuchillos.

El chico del distrito 7 acaba con la práctica y me dispongo a empezar. Sujeto un puñado de cuchillos en cada mano. No se como hacerlo, me es extraño. Me sería más fácil de espaldas porque normalmente cuando Viters llega tarde y se acerca a escondidas por detrás de mi, lanzo un cuchillo hacia atrás y siempre da en el tronco del árbol, llevándose consigo lo que lleva en la mano, algo como una bolsa de tela y por poco algún que otro de sus dedos. Pero ¿Debería? ¿Debería practicar de espaldas?
-¡Espabila mujer, nos moriremos antes de empezar los Juegos!.- grita una tributo detrás mía que esta esperando. Todos los demás de la cola se ríen, alegando palabras similares como un "Venga" o "Eso, espabila". Reconozco quien es, creo que se llama Marvel, del distrito 1. Gente bastante arrogante como el Capitolio. No me extrañaría que tuvieran algún familiar aquí o algo.
Bien, decido ponerme de espaldas. Los demás se extrañan un poco, murmuran sobre lo que estoy haciendo.
-Perdona, pero, la práctica es de frente.- me dice el entrenador del puesto.
-Lo sé, pero, me gustaría probar de esta forma.- contesto un poco seca.
El entrenador asiente con la cabeza mientras se aleja y se lleva las manos a la espalda. Antes de que empiece a sonar una cuenta atrás, diviso los maniquíes, en que lugares se encuentran.
Cierro los ojos, espiro y agacho levemente la cabeza. Suena el pitido para comenzar. Todavía tengo los ojos cerrados, y no los pienso abrir. Es una sencilla forma de concentrarme. Mantengo la imagen de los maniquíes en mi mente, y lanzo los cuchillos donde me parecen que pueden estar. Articulo los dedos, después de no quedarme ningún otro cuchillo en las manos. Doy media vuelta para poder ver los cuchillos que he logrado meter, y los que no. Vaya, 5/6. Estoy realmente sorprendida. Busco el que falta, ni siquiera ha tocado el maniquí. Bueno, si que esta en uno pero no es de este puesto. El puesto de lucha con espada, allí es donde esta.


Veo como el entrenador de ese puesto lo extrae con un poco de esfuerzo y me lo entrega en la mano.
-Creo que esto es tullo.- me dice con una pequeña risa.
Lo tomo, y lo dejo en un pequeño apartado donde estaban todos.
Clove me mira con algo de odio. Ella era la experta, no imaginaba que iba a lanzar tantos cuchillos y menos uno, se quedarían ahí incrustados.
Salgo del punto donde se empieza la práctica. Voy hacía un circuito, lleno de diferentes pruebas entre si. Puedes desde escalar por una pared, hasta correr con pesas en la mano. Digamos que son unas pruebas de resistencia que es lo que se hay que tener para estar "completo". Empiezo escalando una gran pared, donde lo único en lo que te puedes aferrar son unos pequeños salientes, para apoyar pies y manos. Nada de cuerdas. Para mi, sería mejor escurrirse bajo arbustos, esconderse, etc, pero ¿Escalar?. Bueno, habrá que intentarlo.
Primero pongo el pie derecho sobre un saliente pero para colocar el otro esta bastante alto. Decido probar con otro, pero tampoco da resultado.
Doy unos pasos atrás y miro con detenimiento la alta pared de escalada. Desde aquí no parece tan alta, veamos como es cuando llegue arriba. Si llego, claro.
Después de varios minutos intentándolo, llego a la parte intermedia. Se puede ver todo el centro incluso los Agentes de la Paz que están uno a cada lado de la puerta de salida y entrada.
Veo también el pequeño palco donde los Vigilantes se acomodan, para disfrutar con nuestras demostraciones.
Trago un poco de saliva y sigo escalando. Normalmente no sudo, pero, noto como las gotas me resbalan por la espalda y como mi camiseta las absorbe. Ya estoy casi arriba, solo me faltan unos cuantos...
Doy un grito bastante alto. He resbalado y he quedado colgando de un pequeño saliente. Demasiado pequeño para que mi mano pueda aguantar mi peso. El sudor no ayuda, mis manos están empapadas.
Caigo, y aguardo a el golpe que me voy a llevar. Cierro los ojos con fuerza y caigo en lo que se parecen unos brazos. ¿Brazos?...

lunes, 18 de junio de 2012

Capítulo 16. Cerezas.

Una sirena nos avisa de que ya es hora de almorzar. Es una especie de barra donde esta expuesta la comida y eliges lo que quieras. Cojo mi bandeja, y escojo una pequeña pieza de pan redonda con unos trozos de jamón y queso. También cojo algo de fruta, una naranja y un buen bol de cerezas. Están bien maduras, y parecen tener un aspecto jugoso. Y ahora ¿Donde me siento? Por un lado están los profesionales, cuatro personas que sientan en grupo, a reír y contar sus anégdotas de como entrenaban de la forma más escandalosa posible. Y por otro estamos los demás que nos sentamos cada uno por su lado.


 Decido sentarme sola en una mesa del centro de el "comedor". Doy un primer mordisco a este improvisado bocado de jamón. y queso fresco. Ummm, es salado pero el queso le da un toque dulce. Mastico con ganas, saboreándolo. Pienso que cosas como esta no puedo encontrar en la Arena y así aprovecho. Acabando, dirijo mi mirada hacia el gran bol de cerezas que he dejado para el final. Apunto de meterme una en la boca, noto un toque en mi espalda. Es un profesional. No creo que me depare nada bueno si empiezo ha hablar con el así que lo ignoro pero el insiste en que me de la vuelta. No deja que me coma mis cerezas en paz.
Alzo la cabeza, rápidamente y dirijo una mirada cabreada a esta dichosa persona. Es Cato. No parece enfadado y no creo que su principal objetivo sea molestarme o hacerme rabiar. Rodea la mesa, y no se sienta, más bien apoya la rodilla sobre la silla y los codos sobre la mesa. Yo mientras lo miro atónita, con mi cereza aun en la mano, sin probar bocado alguno.
-¿Me-me podrías dar un puñado?.- Dice mientras extiende la mano sobre la mesa.- verás, es que, ya no quedan, y me encantaría probarlas.
Arqueo las cejas, mirando por el rabillo del ojo a los demás profesionales que siguen charlando.
-Tranquila, son solo para mi, por favor.
Finalmente decido darle unas cuantas para que yo pueda comer un poco más tranquila.
-Muchas gracias. Te recompensaré.- dice esbozando una sonrisa mientras se aleja.
Me sorprende la amabilidad de Cato al pedirme fruta con tanta educación. Podría haber pasado por mi lado y haberlas cogido sin más. Pero no, no lo ha hecho. Supongo que, al fin y al cabo el chico puede tener algo de bondad en su cuerpo. ¿Recompensarme? ¿Con que? este almuerzo me ha dejado algo confusa.
-Bien, soy una solitaria con un...mediano bol de cerezas.- murmuro con sarcasmo.
Me las como muy despacio dejando que el liquido dulce me estalle en la boca. Recuerdo comiendo con mis hermanos esta sutil pieza de fruta, aunque un tanto peligrosa. Uno de ellos, comía tan tranquilo cuando se atraganto con el hueso. Mi padre le daba golpecitos en la espalda, pero, por más que le diera no cesaba el toser y el carraspeo. No recuerdo si esto acabo del todo bien, paso hace mucho tiempo cuando apenas sabían que era una cereza.
Cojo la naranja, rodándola entre mis manos e intentando pelárla. Mis uñas son extremadamente cortas, porque todas las emociones que he tenido hasta ahora han sido nervios, desesperación y un bucle de tristeza de nunca acabar, que han conseguido que me las muerda hasta quedarse así.
La alarma avisa de la segunda parte de los entrenamientos. Yo estaba en el puesto de cuchillos antes de que pasara todo este jaleo con Cato y el chico del distrito 3 y no he podido seguir practicando con ellos. Simplemente son siluetas de personas con una diana en el centro y desde una posición determinada empezar a lanzar cuchillos mientras estos, se iluminan. A Clove, la chica del distrito 2, puede parecerle una manera facilísima de matar. La he visto, es una experta. Para mi no, lo veo demasiado complicado. Ya dije que no mataría. Aun así, debo intentarlo, nunca se sabe puede que la primera vez sea un éxito. O tal vez no.

domingo, 17 de junio de 2012

Capítulo 15. Entrenamientos.

¿Y que regalo? Aparte de que no hay absolutamente nada, solo unas palabras de feliz cumpleaños, o una ración más de postre en la cena. Entro a desayunar con mi uniforme ya puesto y veo como todos están ilusionados por Jale. Aunque el no lo esta tanto. Las palabras <<Vuelve a casa>> serían un autentico regalo pero en vez de eso no tendrá nada. Me siento a su lado en la mesa mientras el me mira cabizbajo de reojo.
-Hey, Jale, feliz cumpleaños.- digo dándole un abrazo.
Noto como esta triste, tenso.
-Te doy mi postre esta noche ¿Vale?. Ya sabes como es Lénart, siempre se acaba el último trozo de tarta o bizcocho que ponen.
-Gracias.- responde Jale en un intento de sonreír pero lo único que encuentro es una pequeña sonrisa.
Como todo lo que puedo, pero no demasiado. Tengo que conseguir fuerzas para el segundo entrenamiento de hoy aunque simplemente desayuno lo mismo que ayer.
Necesito averiguar para que quería Sómmon mi colgante, necesito preguntárselo luego.
Bajamos al Centro de Entrenamiento y aun quedan por llegar algunos tributos. Hoy habrá un almuerzo después de entrenar. Es de saber que los profesionales se sentarán juntos y esas cosas, forman una especie de secta. Luego, en la Arena, no se como se pueden matar entre ellos. A, son de sangre fría, no creo que les importe demasiado como a los demás.
Cuando ya han llegado todos nos disponemos a entrenar. Mañana será la demostración ante los Vigilantes, los cuales te puntúan de un 1 a un 12. Esta en "juego" tu reputación. Puedes parecer más fuerte o más débil, según lo que hagas.
-Venga, esta vez, puedo demostrar a los demás tributos lo que soy.- murmuro para mis adentros.
Encamino al puesto que Lénart me aconsejara que practicara.
Veo que muy pocos tributos están allí. Se compone de una gran pantalla y una mesa con diferentes tipos de pájaros y plantas. Consiste en buscar las parejas en la pantalla y en el teclado de la mesa en el menor tiempo posible. El tributo del distrito 3 parece bastante bueno, pero, creo que puedo conseguir un tiempo menor. Un momento, creo que me estoy convirtiendo en una persona arrogante. Esto es demasiado, el Capitolio me esta empezando a convertir en una persona de sangre fría. Y esta no soy yo.
Me dispongo a empezar la práctica. Tengo unos 15 segundos para visualizar todos los tipos de pájaros y plantas que encuentro en la pantalla. Son unos pequeños inconos y cuesta diferenciarlos. Ni siquiera tienen color, solo esta su silueta. Bien, parece que ya he diferenciado algunos, he encontrado sus parejas e iré descartando conforme menos me queden.
3, 2, 1. ¡Ya!. Empiezo tecleando las siluetas más fáciles, rápidamente. Acabo con las mas complicadas y las descartadas. Hmmm, 15'5 segundos, no esta nada mal. Creo que he hecho un nuevo récord. El entrenador que hay en esta prueba, me da la enhorabuena.



Reconozco que tengo un sentido de la vista muy agudo. Mi padre siempre me lo ha dicho. De pequeña, cuando iba al bosque con el aplaudía mi agilidad para reconocer los pájaros y plantas que encontraba.
Veo que no he perdido mi astucia, me ha venido bien practicar.
Los demás tributos quedan algo impresionados.
Me dirijo al puesto de lanzamiento de cuchillos. Uno de los profesionales, Cato, que es el tributo del distrito 2, esta practicando. No he visto persona con una sangre más fría que le de el. Traspasa maniquíes con una fuerza indescriptible al igual que con una espada. Lanza cuchillos a la parte del tórax con rabia. En uno de sus intentos, gira la mano y descubre que su cuchillo no esta y le obliga a parar la práctica. Furioso, ve con sus ojos echando chispas al chico del distrito 3, que es el único que esta cerca de donde se supone que se encontraba el cuchillo. La paga con el.
-¡Devuélveme el cuchillo!.- grita yendo hacia el.
-¡Yo no lo he tocado!. Cato se aproxima, empujándolo, originando una pelea. Dos Agentes de la Paz los separan y Cato sale del Centro de Entrenamiento. Algunos tributos miran arriba, sonrientes, algunos carcajeándose. Levanto la vista y observo la pequeña niña del distrito 11, con un objeto en la mano, colgando de una red que hay en el techo. Si, al parecer es un cuchillo. El cuchillo de Cato. Esta niña es un tanto escurridiza. Debes ser muy ágil para quitarle un cuchillo a alguien que hace una práctica tan rápida y sin que nadie se de cuenta. Algo me dice que esta niña, si, podría tener alguna esperanza en los juegos.
Bueno, todos la tenemos. ¿O no?.

jueves, 14 de junio de 2012

Capítulo 14. El colgante.

Me dirijo a la sala principal, por si Sómmon estuviera allí. Pero no, no esta. Encuentro a Lénart, que esta tumbado bebiendo una copa de licor anaranjado.
-¿Donde vas tan deprisa, Comadrejilla?.- pregunta mirando su copa fijamente.
-¿Donde esta Sómmon?
-Acaba de irse. Es muy extraño que no te hayas encontrado con el por el pasillo cuando venías de camino hacía aquí.
-Gracias.- digo apoyándome en la puerta para salir.- y no me vuelvas a llamar Comadrejilla. Por favor.
Cierro la puerta, no tan fuerte, pero hago que se note. Oigo como carcajea repitiendo la dichosa palabra. Esta delirando. Corro cuanto puedo por el pasillo, puede que aun lo encuentre. Veo a tiempo como una puerta se cierra y la parte de atrás de una chaqueta. Es el, sin duda, esta mañana iba de azul oscuro, como ese. Voy hacía la puerta, con paso lento para que no me oiga. Giro el picaporte de la puerta, muy muy despacio. Escucho con atención, lo que dice...parece que esta hablando con alguien por teléfono, acerca de algo importante porque esta muy alterado.
-¿Y cuando es la reunión? ¿¡Mañana!? ¡Imposible! Tengo cosas que hacer y prepara el traje de...No. No. ¡No! ¡Intenta cancelarla, para eso soy el jefe! ¿Y que? ¡Tu cancélala o aplázala!.- cuelga y suelta el teléfono en el aire, cayendo en la cama. Mira hacía la ventana, con una mano en la cabeza.
Parece que Sómmon, es jefe de algo...alguien. ¿Una reunión? ¿Jefe? Supongo que empezaría a preparar mi vestido pero se ha entrometido esto por medio.
Decido llamar a la puerta, delicadamente. Debo procurar no alterarlo más de lo que esta.
-¿Sómmon? ¿Puedo pasar?.- digo con voz débil.
-Si, si, adelante.- contesta girándose precipitadamente. Da pasos rápidos hacia la puerta antes de que yo la cierre.- ¿Que necesitas?.- pregunta nervioso. Si esta bastante preocupado. Suda por todas partes y las grandes gotas resbalan por su frente. Parece que no quiere que entre.
-Necesito que me des...mi colgante. Me dijiste que después de los entrenamientos me lo darías...
-¡Oh si! Pe..pero aun no puedo dártelo. Aun te quedan la segunda parte de los entrenamientos y la demostración ante los jueces...y las entrevistas, porque seguramente te lo tendrás que volver a quitar. ¿Para que correr riesgos de perderlo?.- dice riendo. No, algo no pinta bien.
-¿Ocurre algo?.- pregunto adelantándome un poco.
-No, no, todo esta muy bien, puedes marcharte, tu colgante esta en buenas manos.- dice empujándome hacía el pasillo.
-Pe-pero...¡Sómmon basta!.- digo parándome en seco y moviendo los brazos.- dame mi colgante. Ahora.
Suspira cabizbajo.
-Espera...- vuelve a la habitación con el colgante y me lo deja sobre las manos.
-Siento haberte causado tantas molestias. Nos vemos para la comida.
-Esta bien.- contesto alejándome de la puerta.
Entro en mi habitación con un millón de cosas en la cabeza.
¿Tanta necesidad tenía de guardar mi colgante? Y, ¿Podría estar relacionado esto, con lo de la llamada?
Tengo que hacer algo. Tengo que aberiguár que es esto. Me quedo sentada en la cama, de piernas cruzadas, observándolo. Por las horas que son...si, mis hermanos estarán en el colegio. Viters cazará en el bosque. Yo era más de recoger frutos, lo de la caza nunca se me ha dado bien. Casi siempre he tenido a mano un cuchillo o una navaja pequeña, por si me pasaba algo. Pero, normalmente era el quien cazaba las presas. Le ayudaba a poner algunas trampas sencillas por el bosque y de vez en cuando entraba algo.

Ahora que observo detenidamente los detalles del colgante, se puede apreciar una marca en la comisura de los labios. O Viters se ha equivocado o es así. Y en el ojo también.
-¡A comer!.- gritan tras mi puerta. Pero esta vez es Thelma quien me avisa y no Velva.
Salgo de mi habitación y allí esta, frente a la puerta de la habitación de Jale que esta justo al lado.
Pienso que Jale mencionó algo sobre su cumpleaños pero no se que día es.
Cuando sale, veo como Thelma le da un gran abrazo y lo lleva hasta la sala principal agarrado por el hombro.
Supongo que es hoy y debo hacer algo. No se, ¿Un regalo?.

miércoles, 13 de junio de 2012

Capítulo 13 y...

Siento que sea tan cortito D:




Al principio, todos estamos un poco desorientados, algunos más que otros. No sabemos donde ir, a que puestos empezar a practicar. Pienso que podría dejar la prueba que mejor se me da para el final, y empezar a practicar otras. Decido empezar por el camuflaje. Mezclo bayas, agua y un poco de barro. 
Depende de que bayas también, el color varía así que para intentar camuflarme en un arbusto necesito unas bayas de un color oscuro. Veo unas bastante oscuras, y decido probarlas. Derramo el líquido sobre mi mano y empiezo a lamer mi mano.
-¡QUIETA!.- me grita un tributo que hay en el puesto.- ¡NI SE TE OCURRA COMÉRTELAS! ¡SON JAULAS DE NOCHE!
-¿Y que ocurre si me como una?
-Si no quieres morir, ni lo intentes.- me dice limpiándome la mano con un trapo.
Parece ser que Las Jaulas de Noche son unas bayas mortales. Sería una forma de suicidio fácil.
-Gracias por avisarme no lo sabía.- creo que en estos momentos tendré la cara pálida. No la levanto, es más no la he levantado en ningún momento y no se que chico era el que me ha ayudado.
-De nada.- da media vuelta y puedo ver como es el chico del Distrito 11 por su numero.
El mismo que me miraba la noche del desfile. Es una suerte que estuviera aquí, si hubiera otro tributo y no supiera de este tema, podría haber muerto antes de empezar los juegos. Una cosa es cortarte con un cuchillo por accidente. El Capitolio te puede restaurar la parte dañada y dejártela mejor que antes, pero, lo que no restauran es la muerte. 
No vuelvo a tocar esas bayas. Ni siquiera las miro. Continuo con el camuflaje. Estaba camuflándome la mano, hasta este "inconveniente" 
Detrás de la mesa donde se encuentran los pinceles, bayas, barro y demás, hay como un pequeño montaje de árboles, arbustos, y rocas para hacer la prueba y tener algo como referencia.
Extiendo la mano sobre un arbusto y puedo ver, sorprendida, como se camufla, no a la perfección pero esta bastante bien. Me siento orgullosa de mi misma, es la primera vez que hago una cosa así.
Observo el puesto de botánica. Principalmente, es saber los distintos tipos de flores que hay. Yo ya se bastante de esto, pero, por informarme un poco más no me importa.
El entrenador, ya esta con dos tributos más. Los del distrito 12. 
Ella esta observando las flores, oliéndolas e intentado reconocerlas. Mientras el, la mira con cara ilusionada.
Que esta enamorado es lo primero que pienso. Que se enamore ahora también. 
 Son del mismo distrito, puede que se conozcan desde antes. Una cosa horrible que te puede pasar es enamorarte en unos juegos. No puedes matar a una persona la cual estas perdidamente enamorado. Si ganas, no te lo perdonas en toda tu vida, y si mueres, mientras en los juegos sufres.
Menos mal que a mi no me pasa eso. El mundo se te viene abajo. 
Vuelvo a la realidad, me he quedado sumergida en mis pensamientos. Me acerco hacia donde están ellos, y escucho con atención. Habla sobre plantas carnívoras, y plantas medicinales. Asegura que machacar unas hojas determinadas alivia dolores como picaduras y cortes.
Las rebusco entre las distintas plantas y si ahí está. Se llaman Mentha spicata. Se pueden reconocer fácilmente ya que la flor es clara y se ve a simple vista por su tamaño.
Tomo nota, esta planta me puede servir. 
Acabada la lección, me dirijo al puesto de nudos, para poder hacer trampas.
Me sirve de gran utilidad para poder cazar animales y tener algo de comer. 
Aprendo a hacer rápidamente uno, que se camufla por detrás de un arbusto y otro, para los animales cuelguen del árbol. Creo que me será más útil el primero, ya que si mi presa cuelga del árbol y en ese momento yo no estoy allí puede pasar un tributo y robarla. 
Acaban la primera parte de los entrenamientos y volvemos a nuestras habitaciones para darnos una ducha.
-Bueno, dejaremos mi querida prueba para mañana...- susurro mientras me quedo tumbada en la cama, después de ducharme.
¡Se me olvidaba el colgante! ¡SÓMMON!










Hola, bueno, quería deciros que no se si continuar con esto. Básicamente solo escribo para dos personas que leen mi blog normalmente. 
Si esto no recibe ni comentarios, ni nada de nada en un mes por lo menos...
Adiós Blog. Adiós FoxFace, este en el capítulo que este. 

martes, 12 de junio de 2012

Capítulo 12. Sómmon.

Ya que esta misma noche, acaban de empezar los juegos, nos sirven una cena exquisita. Consta de primer plato, segundo, postre y tarta. Recuerdo cuando pasaba por la pastelería con mis hermanos y mi madre, y nos pegábamos a el gran cristal de fuera para contemplar las tartas mientras nos relamíamos los labios.
Dejo de pensar en tartas y me centro en mi plato.Creo que esta es la vez en la que he comido con menos modales de toda mi vida. Entre mis nervios y pensamientos que van a parar al estómago, estoy hambrienta.
Como en unos cinco minutos y no más. Cuando me quiero dar cuenta ya estoy por el postre aunque me espero un poco, he notado a Velva carraspear y gruñendo al verme comer tan deprisa.
Veo la gran botella de vino que hay en medio de la mesa.
-¡Bebe, bebe...!.- dice Lénart balanceando la copa que lleva con el poco vino que le queda.
-Bueno...-pienso.- por un poco no va a pasar nada, ¿No?, el ya esta hasta las trancas y Jale, esta alucinando por momentos.
Sorbo un poco y el liquido me recorre la garganta. Es abrasador pero a la vez es muy dulce.
Bebo una buena copa, y otra, y otra hasta tener la perspectiva de que el suelo se tambalea y los platos parecen caerse al suelo. Me intento comer la tarta, aunque sea un trozo pequeño. Me es muy difícil llevarme la cucharilla a la boca, se mueve demasiado. Por fin, termino, y desfilo por el pasillo hasta mi habitación. Si llevarme una cucharilla a la boca era difícil, esto lo será aun más.
Me apoyo en las paredes, pero me resulta inútil. Caigo en el pasillo de rodillas, con un hombro contra la pared. Aunque tengo los oídos un poco ensordecidos, noto como unos pasos se acercan detrás de mi y me levantan, llevándome a rastras, por el poco trecho que me quedaba hasta llegar a mi puerta.
-Gra...gracias...- murmuro, sin apenas hablar. Entro y me tumbo directamente en la cama, sin hacer nada y me quedo dormida.


                                     ---          


Los pasos de Velva, esta mañana suenan más que nunca. Y sus golpes en la puerta, también.
Abro los ojos, con un esfuerzo casi nulo. Me duele muchísimo la cabeza, apenas me mantengo en pie.
Veo una silueta borrosa, enfrente de mi. Me froto los ojos y compruebo que es Kaeba.
-Esta mañana se ha puesto unas botas...porque así suenan en mi cabeza.
Entro en el baño, y me miro en el espejo. Tengo la cara completamente roja, y los ojos un poco inchados y marcados por ojeras.
Tiro agua fresca sobre mi cara, despejándola. Busco entre los cajones de el lavabo cualquier tipo de corrector, o maquillaje para disimularlas.
No, no hay nada. Kaeba aparece detrás de mi con una barra en la mano. Con el dedo, marca por debajo de sus ojos.
-¿Lo llevabas en el bolsillo?.- pregunto.
Asiente con la cabeza.
-Muchas gracias.- digo con una media sonrisa. Me lo paso, me visto y salgo corriendo hacia la puerta. Antes de salir, me paro un momento y me miro en el espejo. Creo que me falta...MI COLGANTE.
¿¡Donde deje mi colgante!?
No puedo recordar nada con este dolor de cabeza y esta resaca. La última vez que lo tuve, estaba vistiéndome Só...Sómmon.
Me dirijo a la sala principal, y allí están todos sentados desayunando.
-¿A donde vas tan alterada?.- dice Velva. Pero su pregunta me trae sin cuidado. Me calmo, lo primero es desayunar.
Desayuno un buen bol de cereales con leche, y una taza de chocolate caliente. Escucho como comentan nuestros estilistas, y nuestros mentores la cena de ayer.
Observo a Jale de reojo, con la cara incháda y unas buenas ojeras. El también bebió anoche y no, no nos sienta bien el alcohol.
No pierdo de vista a Sómmon, necesito hablar con el sobre el colgante, tiene mucha importancia para mi.
Acabamos, y Lénart nos informa de que en una hora comenzarán los entrenamientos.
Hablo con Sómmon en el pasillo, lo he visto por suerte, no se donde iba tan deprisa.
-Necesito preguntarte una cosa.- le digo cogiéndolo del brazo.
-Dime.
-Por casualidad, ¿Tu sabes donde esta mi colgante?.
-¿A que te refieres?.
-Uno con la cara de una comadreja. Lo llevaba puesto antes de que me prepararas ayer por la tarde.
Se hace el silencio, y el mientras, piensa.
-Mmmmm, a si, lo tengo en mi habitación. Después de los entrenamientos te lo doy, no quiero que lo pierdas. Si tan preocupada estas es que tiene algo de especial, y lo entiendo.
¿Lo entiende? ¿Como va a entender que el recuerdo de una persona a la que jamás voy a volver a ver esta ahí?
-Bueno, gracias.
-A, por cierto, te he dejado el uniforme de los entrenamientos en tu habitación.- dice mientras se aleja.
Efectivamente, si que estaba mi uniforme preparado sobre la cama.
Kaeba ayuda a recogerme el pelo en una sola coleta, enrollada.
El uniforme es un conjunto de pantalón largo y camiseta de manga corta de color negro, con franjas rojas y grises. Detrás y al lado llevamos el numero de nuestro distrito, el 5.
Bajo a el Centro de Entrenamiento con Jale. Cuando se abren las puertas observo a los demás tributos, sobre todo a los profesionales, preparados para enseñar sus fantásticas habilidades, e intimidar a los demás tributos. Nos ponen en circulo alrededor de una mujer, que nos explica las reglas básicas para entrenar. Mientras, veo todos los puestos que hay para practicar. Esta el de lanzamiento de cuchillos, espadas y tiro con arco, un circuito de obstáculos, como preparar trampas, camuflaje, y allí esta, el de que supongo que se me dará mejor. Pruebas de agilidad mental.
Bueno, que empiecen los entrenamientos...

lunes, 11 de junio de 2012

Capítulo 11. El desfile.

Haber, se que el vestido que voy a describir en la historia no es en realidad el que sale como conocéis. Le dado otro aire :)
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En el exterior, estoy con una pequeña sonrisa. Todos los estilistas esperan que estos trajes nos encanten, nos enamoren. Pero en mi interior no le acabo de encontrar su jugo. No es como un traje cualquiera del Capitolio, pero, aun así tiene algo estrafalario que despierta el llamar la atención.
En primer lugar, es mi cara. Lo que únicamente esta fuera de lugar es la cantidad de purpurina que llevo por mejillas y cuello. Los ojos nada más que están pintados de un gris muy claro y brillante al igual que mis labios. Digamos que, mi cara va "al natural"
Vamos a ver, mi vestido. Mi vestido es como mi maquillaje. Gris, plateado, blanco, brillante, supongo que se le puede definir así. Mi vestido es de palabra de honor. Es un poco ajustado, aunque lleva una mediana cola detrás. Mi pelo esta recogido por una larga coleta que cae por mi espalda y alrededor, llevo una especie de aro. Plateado, obviamente. Mis zapatos, diría yo que son los más llamativos del traje aunque son realmente bonitos. Son plateados, de tacón un poco alto, y suben por mi pierna hasta la rodilla, entrelazándose. Entre ellos llevan unas pequeñas estrellas que relucen con la luz. 
-¿Que te parece?.- dice Sómmon, emocionado colocando las manos en su cintura. Parece agotado, de las dos horas que lleva preparándome. 
-¿Puedo ser sincera?.- pregunto.
-Claro.
-Lo que más me gustan, son los zapatos.- digo, "emocionada".- pero aun así me encanta. 
-Me alegro muchísimo. Ven, cógete de mi, no creo que estés acostumbrada a andar con unos tacones así.- me dice tendiéndome la mano para empezar a caminar. Cuando ya estoy lista y concienciada para poder andar sin caerme, bajamos a la planta de donde saldrán nuestras carrozas. Al entrar es como un enorme establo. 
En lo primero que me fijo son en los demás tributos. Miran con una cara espeluznante a cada uno de sus "enemigos" que pasan. Imagino lo que pasarán por sus cabezas. Algunos parecen más imponentes, otros en cambio van ridículamente vestidos. Bueno, todos lo vamos. 
Sómmon me dice que vaya subiendo a la carroza, Jale llegará enseguida. Cuando subo, veo cada carroza de los 12 ditrtitos. Todas van tiradas por caballos negros. Noto como un chico me esta mirando por el rabillo del ojo. Cuando ve que yo también le devuelvo la mirada, ríe, y me observa de arriba a abajo. 
Arqueo las cejas, porque, no lo entiendo. Es más es que no entiendo a nadie. No entiendo a Lénart, no entiendo a ese chico, no entiendo a nadie de el Capitolio. 
Me sulfuro rápidamente, y respiro. Debo calmarme, no quiero salir ruborizada en las cámaras. Doy media vuelta, no con mucha fuerza y me dedico a observar los magníficos caballos. 
De repente la carroza empieza a tambalearse, a lo que yo también lo hago.
-Siento llegar tarde.- murmura Jale, subiendo a la carroza sin mucha...delicadeza.
-Anda, ven aquí, tienes el aro mal colocado.- le digo mientras el agacha su cabeza y se lo vuelvo a colocar como estaba. 
-Haber chicos...estáis fabulosos, aunque...- dice Velva mientras se acerca a nuestra carroza.
-Aunque nada. Estupendos, están estupendos. Cuando salgáis, intentar saludar un poco al público sin caeros. ¿Vale?.- responde Thelma, por detrás. 
Thelma es dulce. Velva es superficialidad y punto. La persona más arrogante que he conocido en mi vida.
Se mueven las carrozas, mientras Lénart grita detrás mía:
-Buena suerte, Comadrejilla.
¿Comadrejilla? Por favor...esto ya no se puede tomar como un cumplido. Esto es pasarse.
Aun se puede notar la luz del sol, asomando entre las montañas pero empieza a oscurecer y conforme pasan las carrozas miles de luces iluminan la entrada hacia el Circulo de la Ciudad. Vítores y aplausos me ensordecen, pero, debo intentar no llevarme las manos a las orejas, quedaría ridículo.
Vale, ahora soy yo la superficial.
Distrito 1, Distrito 2, Distrito 3...todos avanzan lento al principio pero luego salen disparados.
No me he dado cuenta de que hemos salido. Jale me dirige un gesto con la cabeza, intentado decirme que mira hacía la gran pantalla que en el paso. Aparecemos en la pantalla, y yo mirándola. Giro la cabeza con el mayor disimulo posible, marco una gran sonrisa y empiezo a saludar con la mano al público que me rodea.
Tiran flores, rosas quizás, porque no las distingo bien de los deprisa que va la carroza. Finalmente se para, cada una en su lugar, delante de la mansión de presidente Snow.
Es un hombre bajo y de pelo blanco, que nos da la bienvenida a los juegos de este año.
Suena el himno, y los carros dan media vuelta recorriendo por ultima vez el Circulo de la Ciudad. Las cámaras enfocan nuestras caras, pero, es inútil. Están todas hacia los dos tributos del Distrito 12. Sus trajes escupen fuego, probablemente sintético, si no ya estarían carbonizados. Es un poco extraño, no creía que la chica del Distrito 12 fuera tan superficial, saludando, cogía de la mano de su compañero, alzándola mientras le lanzan rosas y ella responde tirando besos.
Bueno, es su momento de gloria, una chica valiente, que lo disfrute.
Se cierran las puertas y el equipo de preparación viene como lobos hambrientos hacía nosotros.
Gritan piropos inteligibles entre ellos, dándose también la enhorabuena.
Yo por mi parte tengo hambre. Un hambre terrible.