domingo, 1 de julio de 2012

Capítulo 29. Un campo de minas.

La sangre chorra cada vez más y no tardo en desmayarme.
Me despierto un tiempo después, apoyada en el tronco del árbol, que ahora tiene unas ramas detrás con grandes hojas, a modo de sombra porque como ya había dicho, el sol es abrasador. Veo a Thresh arrodillado delante de mi, comiendose unas cuantas bayas pero lo veo un poco borroso.
Solo lleva la camiseta interior y la chaqueta por encima.
-Thresh...¿Y tu camisa?.
-En tu cuello. Tenía que parar la sangre de alguna forma.
Toco la camiseta, empapada de agua. Esta puesta, de forma que pase justo por encima de la herida pero que se sujete por detrás de mi espalda.
-Voy a buscar más agua.- dice mientras agita las botas volcadas.- no había suficiente para mojar la camiseta y limpiarte la herida.
-No.- digo sujetándole la mano.- quédate aquí conmigo.
La verdad es que me siento muy débil parece que he perdido sangre y si viene alguien me matará en cuestión de segundos.
El asiente con la cabeza.
-Iré cuando te encuentres mejor.
Mientras tanto, la mitad que queda del cuerpo del conejo (que es la última parte) la cocina.  No se como le puedo pagar esto a Thresh. Quizá, dejándole que gane él, cuando a lo mejor solo quedemos dos y así, puede que me mate. Me ha salvado. Dos veces.
 Me como el pedazo de carne a bocados pequeños, aunque veo la imagen distorsionada y al tragar, me duele la garganta. Necesito ponerme fuerte de nuevo. De repente suena un cañonazo. Otro tributo muerto.
-Solo quedamos ocho.- murmuro. 
Vemos la puesta de sol, cuando ya empieza a atardecer.
Thresh me mira un poco preocupado por mi estado. Yo, para desviarme del tema de la herida, propongo:
-¿Que tal si mañana vamos a pescar algo?.- digo con una media sonrisa.- tranquilo, seguro que estoy mejor.
El asiente, aunque no esta tan convencido. 
-Thresh, si que puedo. Osea, podré.- parece que mi voz vuelve un poco a su sitio. 
Abre la boca, intentando decir algo, pero un sonido le impide hablar. Acaba de caer un paracaídas justo detrás del tronco. Lo reconozco por el tintineo. 
Lo trae y se arrodilla a mi lado mientras lo abre. Saca un rollo de venda.
-Creo que esto es para ti.- me dice sonriendo.
Suspiro y es un verdadero alivio ya no llevar su camiseta empapada de agua que se estaba calentando con mi piel. Me ayuda a colocarme la venda y por su cara, parece que la heria tiene mejor aspecto.
-Ya no esta tan mal.- afirma.- antes, creo que expulsabas pus.
Me abrocho la chaqueta hasta el cuello, e intento levantarme. Si, me balanceo un poco pero mantengo la compostura.
Pienso en los profesionales, como lo estarán pasando con toda esa pila de suministros. Quizás, ahora que estoy mejor, pueda ver mi trampa y de paso, como están.
-Thresh, podrías ir a por agua mientras yo miro mi trampa, haber si ha cazado algo.- digo.
El lo piensa un momento y al final, accede.
Mientras que el se va por un lado, y yo hacía el otro, me desvío hacía la Cornucopia.
Me camuflo entre las altas hierbas, que con el sol casi escondiéndose, adquieren un color anaranjado.
Mi pelo se camufla perfectamente y mi piel también. Al final si que tendrá algunas ventajas de haber tenido este color.
Observo con atención al chico del distrito 3 solo, un poco alejado de la Cornucopia. Esta trazando algo en la Arena con un palo. Me sorprende que haya tantísimos agujeros en tierra que Cato y Marvel hacen con una pala mientras que Clove les vigila las espaldas.
-¿Que, ya has acabado?.- pregunta Cato acercándose mientras se quita el sudor con la manga de la chaqueta.
-Si, ahora solo hace falta colocarlas.
¿Colocar el que?.
Minas.
 Los profesionales tienen pensado colocar minas alrededor de la pila de suministros para evitar posibles robos.
-No creo que nadie robe algo.- dice Cato.- ¡O si no, que lo intente! ¡Habrá uno menos!.- grita con los brazos abiertos.
Lo que no entiendo es como han conseguido minas porque no creo que las cajas, que aun están esparcidas alrededor de la Cornucopia, estuvieran llenas de ellas.
Las colocan una a una, con el máximo cuidado del mundo. Luego las rellenan con la tierra restante. Ven el trabajo satisfechos. Lo que no saben es que yo, ya se donde esta cada mina y estoy dispuesta a robar lo que sea.
A ver que explota ahora, Cato, a ver que explota.

7 comentarios:

  1. Lo que no saben es que yo, ya se donde esta cada mina y estoy dispuesta a robar lo que sea.
    Haber que explota ahora, Cato, haber que explota.
    QUE FRASE! este capitulo a sido buenisimo! sigue asi

    ResponderEliminar
  2. Me he leido todos tus capitulos hoy y he de decirte que me encantan. Me gustaria que te pasases por mis blogs, si no es mucha molestia:
    http://lahistoriadebeid.blogspot.com.es/
    http://lashistoriasdeguerra.blogspot.com.es/
    Muchos besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No, no me es molestia y enseguida me paso. Pero puse una pestaña expresamente para que la gente me dejase sus blogs y no me los pusiera por comentarios. Para tenerlo un poco ordenado (;

      Eliminar
  3. A ver que explota ahora Cato, a ver que explota ahora. Es a ver, no haber -.- jajajaja parezco la marimoños oficial de la ortografía! Bueno, el capítulo es chulísimo, me encanta lo mucho que Thresh le cuida, son mas monos... Estoy impaciente por saber que es lo que la comadreja necesita desesperadamente en el banquete de la cornucopia! Besos:)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. DIOS -.- Me pillas todas las faltas! Ahora lo cambio! Jajajaja Escribo muy deprisa y mira que me lo repaso antes de publicarlo!
      Para lo del banquete no creo que falte mucho..Jajajaja

      Eliminar
    2. muaja! soy la malvada inquisidora de la ortografia!

      Eliminar