domingo, 10 de junio de 2012

Capítulo 10. La transformación

Llegamos a lo que se supone que es la primera planta. Entramos en una sala enorme y larga. Hay unos pequeños espacios, separados por cortinas de un color verde oscuro, donde se encuentran una camilla, y todos los utensilios que necesitan para arreglarme.
-Quédate aquí, dentro una hora vendré a buscarte.- me ordena Sómmon.- mientras, quítate la ropa y ponte esta bata. 
Cuando desaparece de detrás de las cortinas, me voy quitando la ropa y me pongo la bata. No es de tela, si no de papel. 
Me quedo sentada en la camilla, que es de metal, fría y reluciente.
Más bien, toda la sala es así.
En unos cinco minutos tengo a una grupo de personas alrededor de mi, con productos para el pelo, tenacillas, esponjas y unas bandas de tela. ¿Bandas de tela?
Me doy cuenta de lo que son cuando me las colocan en la pierna y estiran de ellas llevándose por delante pelo y no me extrañaría que piel también. Intento no gemir de dolor, e intentan animarme un poco. 
-Tranquila, eres una de las pocas personas que han pasado por aquí que no tienen un bello excesivo en las piernas. Porque hay es donde más duele.  
Mientras dos mujeres me arrancan el pelo de las piernas y frotan con las esponjas hasta eliminarme lo que se supone "toda la suciedad"; otras dos me lavan, desenredan y secan mi pelo.
-Tienes un color de pelo muy bonito.- dice una mujer alta y con el cabello verde.
-Es como el mío.- contesta una mujer bajita, con el pelo rojizo.
-No, el de ella es NATURAL.- exclama un hombre que entra en el pequeño espacio que hay entre las cortinas.- me llamo Kailo, vamos a ver como te han dejado estas mujeres.
Hace ponerme de pie, recta y estirada, levantando los brazos. Me observa, revoloteando a mi alrededor.
-Bien, creo que no te han dejado ni un...¡O DIOS MIO!.- Grita llevándose las manos a la cabeza.
-¿Que ocurre?.- pregunto nerviosa. No creo que tenga una tira de pelo en la espalda porque juraría que tengo toda la piel en carne viva de las tiras que me han puesto de tela.
Oigo como las cuatro mujeres corren hacía mi espalda y gritan.
-¡Tiene una cicatriz!.-Noto como tocan mi piel, palpándola sin mucho cuidado.
-¿Y que hacemos, Kailo?
-Hay que quitarla como sea.- murmura.
Esta cicatriz me la hice cuando era una niña. Recuerdo ese día como si hubiera sido ayer. Era un verano muy caluroso. Jugaba con Viters en la plaza, y nos desviamos hacia el bosque. El bosque estaba rodeado por una valla de metal oxidada con pinchos. Viters la atravesó ágilmente pero yo al pasar, me hice un corte un poco profundo con un pincho justo por debajo del hombro.
Noto como un pinchazo en la espalda, y empiezo a tambalearme. Me giro rápidamente y veo como Kailo sujeta una jeringuilla en las manos, mientras sonríe.
Caigo desplomada al suelo.
Cuando despierto, estoy boca abajo en la camilla. ¿Que me ha ocurrido? ¿Me han drogado?
Me doy la vuelta, poniéndome hacía arriba. Veo a Sómmon a los pies de la camilla tocándolos.
-Unos pies realmente suaves, ¿Has sufrido mucho?
-Bastante...-contesto casi sin fuerza. Me reincorporo en la camilla y Sómmon me dice que me vista. Lo hago y los dos subimos a nuestra planta. Entramos a mi habitación y comenzamos ha hablar.
-Escucha, esta noche será el desfile. Ya tengo tu traje preparado, luego te vestiré.
-¿Como es?
-Suponiendo que cada traje va de su distrito, y el vuestro es la energía...ya lo verás. Ahora vamos a comer.
Le digo a Sómmon que vaya yendo, tengo que hacer una cosa. El asiente y se marcha. Me quito la camisa y me acerco a el espejo, para poder observar mi espalda.
Miro con sorpresa que mi cicatriz ya no esta, tan solo es piel fina y blanca como cualquier otra parte del cuerpo. Siento que al pasar mi mano por esta zona, esta embadurnada con crema espesa que hace que mi piel sea más blanca todavía por su color. Ya que estoy, miro mi cuerpo y cara como no tiene ni un minúsculo pelo ni imperfección. Mi pelo cae sobre mis hombros y espalda, suave y liso. Sigue manteniendo su color natural, lo que me alivia, porque podrían haberlo tintado o algo parecido para parecer más brillante o que tuviera más color. Me dirijo a la sala principal y veo que Jale ya esta allí con Thelma.
-Veo que te han dejado muy bien, querida, aunque la primera vez, ya estabas perfecta.- dice Thelma agitando la cuchara con su acento de Capitolio, que parece excesivo.
-Muchas gracias.- respondo con una sonrisa, aunque, en mi caso sería una mueca pero debo caerles bien, osea, ser todo lo superficial que pueda.
Nuestros estilistas murmuran en la comida. Por lo que he escuchado e intento escuchar están hablando de nuestros trajes. Como nos pueden quedar, como me pueden maquillar...
Cuando acabamos vamos a mi habitación y en ella, hay una pequeña plataforma con un espejo enfrente.
-Por favor, sube, tengo que prepararte.
Durante unas dos horas, Sómmon recorre por mi cuerpo sus manos, ajustando la tela que me ha puesto encima.
Noto como un pincel recorriendo mi cara, una barra pasando por mis labios y un cepillo alargado por mis ojos.
-Baja, y ponte los zapatos.
Me los pongo con cuidado y abro los ojos.
Hay...¿Esa soy yo?.

4 comentarios:

  1. DIOS, ya estoy deseando saber cómo será el traje *____________* Me encanta, me encanta, me encanta aaaaaishhhhhhh <3 ¿Qué te voy a decir que ya no sepas?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja Gracias Lily :D
      Pues mira, el traje ya se sabe como es (supongo..)
      ¿Que, que me vas a decir? No se...creo que ya me lo has dicho todo :3

      Eliminar
  2. ¿¿¿Cómo será el traje??? ¡No nos puedes dejar así!!!
    Por cierto, lo de la cicatriz ha sido un puntazo. Demuestra lo superficiales que pueden llegar a ser...y pensar que hay gente así :(

    Bueno, ya se me han acabado los adjetivos que me sé, así que voy a inventar nuevos... empecemos: geniespléndidosuperentreteadictivo!!!!
    mmm..para ser el primero, no está tan mal...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mmmmm, la verdad es que si... D:
      Jajajajaja buen adjetivo, pero, ese es para TÚ historia (;

      Eliminar