jueves, 21 de junio de 2012

Capítulo 18. Una amenaza indiscreta.

Este capítulo, no es corto, es muy corto y lo siento muchísimo. Lo que pasa es que la semana que viene hay "recuperaciones" de una asignatura que tengo pendiente. Me tengo que poner a estudiar YA. Y por eso, el capitulo es más cortillo. Pero bueno, os lo compensaré, además este es un momento clave en <<mi historia>> :)





Recuerdo la primera vez que intenté subir a un árbol. Era pequeña, deambulaba por el bosque, y vi un pequeño nido de pájaros. Las crías llamaban a su madre pero esta, no aparecía. Me quede observando un tiempo el árbol, y viendo que como no venía a darles de comer subí yo. Por suerte, llevaba un pedazo de carne que Viters me dio aquel día (por aquel entonces ya cazaba). Masticarlo y dárselo a estos pequeños animalitos, eso intentaba hacer. Empecé a subir, apoyándome en las ramas del árbol. Cuando ya estaba arriba, a casi 4 metros de altura, me senté en la rama donde estaba el nido. La rama crujió por mi peso y cayó, quedándome agarrada a un pequeño trozo donde también quedo el nido a salvo. Acababa de despedirme de Viters, podría estar cerca de este lugar. Siempre se para a recolectar algunas bayas.
Grite, pero, nadie vino. Volví a intentarlo, deseando escuchar mi nombre a gritos, ramas crujiendo en el suelo, y que el viniera a salvarme. En vez de eso, nada. Algunos pájaros piaban y entonces pensé en los Sinsajos. ¿Me escucharían y así repetirían mis palabras? pero ya no me quedaban fuerzas ni para hablar. Murmuraba palabras de ayuda, pero, eran inútiles. Finalmente me solté, cayendo y quedándome inmóvil en el suelo. Siempre he sido una persona débil y más cuando tenía unos 8 años así que el golpe me afecto.
Llegué a casa, arrastras por Viters que me encontró. Vi en el espejo un moratón en mi espalda. Era tan morado y feo, que daba hasta miedo verlo.
Y esto pensaba, cuando me caía de ese saliente. El golpe que me hubiera llevado habría sido descomunal.
Pero, en vez de eso, cai en unos brazos que me sujetaban con fuerza. Yo estaba acurrucada, con los ojos cerrados y temblando por todas las partes de mi cuerpo.

-Tranquila. ¿Estas bien?.- me susurró quien me estaba sujetando. Era una voz conocida, ya la había oído antes.
-Si-i...-contesté. Mi respuesta solo fue un soplo de aire, acompañado por una afirmación.
"Creo que es hora de abrir los ojos".- pensé. Los fui abriendo poco a poco, y lo primero que vi fueron mis manos temblorosas y pálidas, como supongo que estaría todo mi cuerpo. Tenía mechones de pelo sobre los ojos, mientras me los apartaba con las manos, pude ver quien me sujetaba. Cato. Al ver su cara, sonriente, le pedí por favor que me dejara en el suelo, me ponía...¿nerviosa?
-¿No llevabas cuerda?.
-¿Cuerda?.- miré a lo alto y vi un gancho en la parte alta de la pared y unos arneses en unas perchas que había al lado de la prueba. Choqué la mano contra mi cabeza, cabizbaja.
-No lo hagas más difícil.- me dijo, riéndose.
-Te debo una.- dije mirando a la pared y poniéndome las manos en la cintura.
-No, creo que lo de las cerezas ya fue suficiente. Esta era mi recompensa.
Me siento un poco, mal. En comparación con un puñado de fruta, esto es mucho. A no ser que te estés muriendo de hambre.
-¿Quien es esta?.- dice Clove, interponiéndose entre el y yo.
-Clove, ¿No estabas en el puesto de trampas?.- dice Cato poniendo los ojos en blanco.
-Me aburre.
-Vámonos, Clove.- Cato la coge de el brazo, pero, antes de irme recibo una indiscreta amenaza.
-Vuelve a tocarlo y en la Arena serás mi primera víctima. Si no quieres que te atraviese un cuchillo en el tórax, ya te estas largando.
Dicho esto, me mira por encima del hombro y se va aferrándose a Cato.
Vaya, una bonita manera de decirme que no toque a su chico. Pero no me da miedo. Para la Arena ya tengo una plan preparado y si sale bien, podré ser una de los tributos que salga viva del baño de sangre. Además, no estoy enamorada de Cato, simplemente le di unas cereza y el me a cogido al vuelo cuando he caído.
Y ya esta.
Ahora lo único que quiero es descansar un poco y tranquilizarme.

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